La actividad económica del país registró una caída anual de 6.9 por ciento en julio pasado, con lo cual la recesión en los primeros siete meses de 2009 llegó a 8.9 por ciento respecto del mismo periodo de 2008, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Al dar a conocer los resultados del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), el organismo sostuvo que la economía mexicana presentó en julio un crecimiento de 2.45 por ciento sobre el nivel que tuvo en junio.
Éste fue el tercer incremento mensual de la actividad económica del país durante este año, sin que signifique que se revierte la tendencia descendente en los niveles de producción de bienes y servicios, que han dado pauta a la mayor recesión de la economía mexicana en más de siete décadas.
La primera expansión mensual fue de 1.23 por ciento y se registró en febrero; la segunda ocurrió en mayo y fue de 0.45 por ciento de elevación sobre abril, mientras la tercera es la reportada en julio respecto a junio.
Medida por el IGAE, una especie de producto interno bruto mensual, la economía mexicana se mantiene dentro del ámbito de la recesión en términos anuales, después de 10 meses de caídas consecutivas iniciadas en septiembre de 2008. Las más agudas ocurrieron en febrero de este año, con un hundimiento anual de 10.43 por ciento, y en mayo con otro de 10.98.
En julio, informó el Inegi, se resintieron bajas relevantes en términos anuales en dos de los tres sectores de la actividad económica mexicana, con mayor énfasis en el de servicios, el cual se hundió 7.6 por ciento en comparación con el nivel de julio del año pasado. La industria retrocedió 6.5 por ciento, mientras el sector agropecuario se contrajo 1.7 por ciento.
El resultado negativo del sector de los servicios en julio, apuntó el organismo, “fue producto de los decrementos registrados en el comercio, autotransporte de carga, servicios inmobiliarios, profesionales, científicos y técnicos; de alojamiento terminal; de apoyo a los negocios; preparación de alimentos y bebidas, y los relacionados con el transporte, entre otros”.
En contrapartida, se reportaron aumentos en “otras telecomunicaciones”, servicios educativos, hospitales, compañías de fianzas, seguros y pensiones; médicos de consulta externa y servicios relacionados, y los de transporte terrestre de pasajeros.
Entre enero y julio de este año, el sector de los servicios –el cual aporta casi dos terceras partes de la producción de la economía mexicana– lleva un desplome anual de 8.96 por ciento.
Sus caídas más pronunciadas se observaron en abril, con un hundimiento de 13.16 por ciento bajo el nivel alcanzado en el mismo mes del año pasado, y en mayo, con un derrumbe de 11.04 por ciento. Esto fue en los meses de alarma por el brote de influenza A/H1N1 en México.
A su vez, las actividades industriales o secundarias tuvieron una reducción anual de 6.5 por ciento en julio, con caídas en la mayoría de los subsectores que las integran: fabricación de equipo de transporte, edificación, extracción de petróleo y gas, industrias metálicas básicas, equipo de computación, comunicación, medición y otros equipos, componentes y accesorios electrónicos; equipo de generación eléctrica y aparatos y accesorios eléctricos; productos metálicos; maquinaria y equipo fabril; productos a base de minerales no metálicos; fabricación de prendas de vestir, y “otras industrias manufactureras”.
La industria es el sector económico que tiene un mayor periodo de resultados negativos. Hasta julio de este año llevaba 12 meses consecutivos con caídas anuales de diversa magnitud. Pero sólo entre enero y julio tuvo una contracción de 10.05 por ciento, comparada con la dimensión que tuvo en promedio en el mismo lapso de 2008.
Por su parte, las actividades primarias, que según el Inegi tuvieron una caída anual de 1.66 por ciento en julio, debido a la menor superficie sembrada del ciclo primavera-verano y de la cosechada en el ciclo otoño-invierno, en los primeros siete meses de 2009 presentaron un crecimiento promedio de 1.3 por ciento, comparado con el mismo lapso del año anterior, entre incrementos anuales de 10.77 por ciento como el reportado en marzo y hundimientos hasta de 7.15, como el de febrero.
Al dar a conocer los resultados del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), el organismo sostuvo que la economía mexicana presentó en julio un crecimiento de 2.45 por ciento sobre el nivel que tuvo en junio.
Éste fue el tercer incremento mensual de la actividad económica del país durante este año, sin que signifique que se revierte la tendencia descendente en los niveles de producción de bienes y servicios, que han dado pauta a la mayor recesión de la economía mexicana en más de siete décadas.
La primera expansión mensual fue de 1.23 por ciento y se registró en febrero; la segunda ocurrió en mayo y fue de 0.45 por ciento de elevación sobre abril, mientras la tercera es la reportada en julio respecto a junio.
Medida por el IGAE, una especie de producto interno bruto mensual, la economía mexicana se mantiene dentro del ámbito de la recesión en términos anuales, después de 10 meses de caídas consecutivas iniciadas en septiembre de 2008. Las más agudas ocurrieron en febrero de este año, con un hundimiento anual de 10.43 por ciento, y en mayo con otro de 10.98.
En julio, informó el Inegi, se resintieron bajas relevantes en términos anuales en dos de los tres sectores de la actividad económica mexicana, con mayor énfasis en el de servicios, el cual se hundió 7.6 por ciento en comparación con el nivel de julio del año pasado. La industria retrocedió 6.5 por ciento, mientras el sector agropecuario se contrajo 1.7 por ciento.
El resultado negativo del sector de los servicios en julio, apuntó el organismo, “fue producto de los decrementos registrados en el comercio, autotransporte de carga, servicios inmobiliarios, profesionales, científicos y técnicos; de alojamiento terminal; de apoyo a los negocios; preparación de alimentos y bebidas, y los relacionados con el transporte, entre otros”.
En contrapartida, se reportaron aumentos en “otras telecomunicaciones”, servicios educativos, hospitales, compañías de fianzas, seguros y pensiones; médicos de consulta externa y servicios relacionados, y los de transporte terrestre de pasajeros.
Entre enero y julio de este año, el sector de los servicios –el cual aporta casi dos terceras partes de la producción de la economía mexicana– lleva un desplome anual de 8.96 por ciento.
Sus caídas más pronunciadas se observaron en abril, con un hundimiento de 13.16 por ciento bajo el nivel alcanzado en el mismo mes del año pasado, y en mayo, con un derrumbe de 11.04 por ciento. Esto fue en los meses de alarma por el brote de influenza A/H1N1 en México.
A su vez, las actividades industriales o secundarias tuvieron una reducción anual de 6.5 por ciento en julio, con caídas en la mayoría de los subsectores que las integran: fabricación de equipo de transporte, edificación, extracción de petróleo y gas, industrias metálicas básicas, equipo de computación, comunicación, medición y otros equipos, componentes y accesorios electrónicos; equipo de generación eléctrica y aparatos y accesorios eléctricos; productos metálicos; maquinaria y equipo fabril; productos a base de minerales no metálicos; fabricación de prendas de vestir, y “otras industrias manufactureras”.
La industria es el sector económico que tiene un mayor periodo de resultados negativos. Hasta julio de este año llevaba 12 meses consecutivos con caídas anuales de diversa magnitud. Pero sólo entre enero y julio tuvo una contracción de 10.05 por ciento, comparada con la dimensión que tuvo en promedio en el mismo lapso de 2008.
Por su parte, las actividades primarias, que según el Inegi tuvieron una caída anual de 1.66 por ciento en julio, debido a la menor superficie sembrada del ciclo primavera-verano y de la cosechada en el ciclo otoño-invierno, en los primeros siete meses de 2009 presentaron un crecimiento promedio de 1.3 por ciento, comparado con el mismo lapso del año anterior, entre incrementos anuales de 10.77 por ciento como el reportado en marzo y hundimientos hasta de 7.15, como el de febrero.
Juan Antonio Zúñiga, La Jornada, 29 de septiembre.
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