Después de meses de especulaciones y frustración en la población por la inmovilidad del régimen, el Gobierno de Raúl Castro anunció ayer oficialmente un drástico plan de ajuste y reformas económicas para salvar a la isla de la quiebra. El dato más llamativo es de la reestructuración radical e inmediata del empleo, que implicará, como primer paso, la reducción en 2011 de más de 500 mil puestos de trabajo en el sector estatal, un 12 % del total.
A cambio, el régimen comunista abrirá las puertas al pequeño empleo privado y cooperativo y autorizará el trabajo asalariado para que puedan salir adelante las decenas de miles de cubanos que va a quedar desempleados y que, por primera vez, no van a recibir subvenciones del Estado.
Con la “ayuda” de Fidel. El anuncio parece culminar el rumor imparable que corrió por toda la isla tras publicar una revista estadunidense una entrevista en la que el mismísimo Fidel Castro reconocía que el modelo cubano “ya no servía ni para nosotros mismos”.
De nada sirvieron el silencio de la prensa oficial sobres estas increíbles declaraciones ni lo que pareció una retractación del octogenario líder revolucionario. Sus palabras fueron de inmediato interpretadas como la bendición de Fidel a Raúl para que dé inicio por fin las reformas prometidas y la garantía de que, mientras él viva, no se atreverá el sector más duro del régimen a oponerse.
Tan es así que cuadros del Partido Comunista de Cuba (PCC, único en el país) ya han sido aleccionados para que expliquen a los trabajadores lo que se avecina, mientras que otras fuentes aseguran que hay empresas donde ya se ha ordenado a los trabajadores que elaboren “listas” de personas más o menos necesarias.
“Ya no dan más de sí”. El economista Juan Triana, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana, reconoció que la medida de prescindir de medio millón de funcionarios es difícil en un país donde la fuerza laboral es de 3 millones, pero recordó que ya hay medio millón de trabajadores en el sector privado.
“Las cuentas [del Estado] ya no dan más de sí y es muy duro para cualquier gobierno, pero ya no queda más remedio”, dijo Triana, y añadió que la absorción de esos desempleados deberá pasar por “pequeñas empresas, cooperativas o trabajo familiar, pues no creo que Cuba pueda inventar nada nuevo”.
A cambio, el régimen comunista abrirá las puertas al pequeño empleo privado y cooperativo y autorizará el trabajo asalariado para que puedan salir adelante las decenas de miles de cubanos que va a quedar desempleados y que, por primera vez, no van a recibir subvenciones del Estado.
Con la “ayuda” de Fidel. El anuncio parece culminar el rumor imparable que corrió por toda la isla tras publicar una revista estadunidense una entrevista en la que el mismísimo Fidel Castro reconocía que el modelo cubano “ya no servía ni para nosotros mismos”.
De nada sirvieron el silencio de la prensa oficial sobres estas increíbles declaraciones ni lo que pareció una retractación del octogenario líder revolucionario. Sus palabras fueron de inmediato interpretadas como la bendición de Fidel a Raúl para que dé inicio por fin las reformas prometidas y la garantía de que, mientras él viva, no se atreverá el sector más duro del régimen a oponerse.
Tan es así que cuadros del Partido Comunista de Cuba (PCC, único en el país) ya han sido aleccionados para que expliquen a los trabajadores lo que se avecina, mientras que otras fuentes aseguran que hay empresas donde ya se ha ordenado a los trabajadores que elaboren “listas” de personas más o menos necesarias.
“Ya no dan más de sí”. El economista Juan Triana, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana, reconoció que la medida de prescindir de medio millón de funcionarios es difícil en un país donde la fuerza laboral es de 3 millones, pero recordó que ya hay medio millón de trabajadores en el sector privado.
“Las cuentas [del Estado] ya no dan más de sí y es muy duro para cualquier gobierno, pero ya no queda más remedio”, dijo Triana, y añadió que la absorción de esos desempleados deberá pasar por “pequeñas empresas, cooperativas o trabajo familiar, pues no creo que Cuba pueda inventar nada nuevo”.
La Crónica, 14 de septiembre.
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