“Seguiremos, el camino a EU es pa`delante y nunca pa`tràs”

De repente, una visita inesperada interrumpió la hora de la comida en la Casa del Migrante San Juan Diego, en Tultitlán... “¡Piénsenlo bien antes de continuar con su camino a Estados Unidos, aquí en México si uno le busca, sí hay opciones para trabajar!”, dijo Rosa María Rosales, nombre que adoptó al casarse aquí, hace diez años, pues en su natal Honduras su identidad es otra.

Lo que era la hora de la comida, con motivo del Día del Migrante en algunas naciones latinoamericanas, se convirtió en la hora de los consejos para llegar con vida al anhelado sueño.

“Tengan cuidado con los ‘coyotes’, con la Federal, y con Los Zetas, la situación está muy difícil en Ciudad Juárez y Tamaulipas”, le dijo a un grupo de 30 indocumentados procedentes de El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua.

Otra voz exclamó: “¡Seguiremos, el camino siempre es pa´delante y nunca p’atrás!”

El intento de Rosa para hacerlos reflexionar y se queden en México o regresen a su país de origen no funcionó.

Con voz entrecortada, Rosa María aprovechó para pedir a sus connacionales algún número telefónico de cualquier estación de radio para intentar comunicarse con su familia, a la que hace seis años no ve.

Las lágrimas se asomaron cuando uno de los que pretende, a como dé lugar, cumplir su sueño americano, le dio el teléfono de la estación La Conga.

La fiesta continuó. Chilaquiles, arroz y caldo de pescado fue la comida que ofreció Guadalupe Calzada Sánchez, mejor conocida como la madre de los migrantes.

Y es que por un momento se olvidan del sufrimiento por el que han pasado, y lo que les falta: Hambre, cansancio, el robo de sus pertenencias quedó atrás. Se sienten como en casa.

TESTIMONIOS. Las desgracias florecen. Memo García, de Honduras, salió de su casa hace tres meses, hoy ya no sabe qué hacer, si quedarse en México o regresar a su país. De lo que sí está seguro es que ya no podrá llegar a Estados Unidos.

“El trayecto ha sido malo. Venía muy bien arriba del tren pero se frenó y caí…quedé atrapado en las vías y me cercenó el pie; un amigo me ayudó, me sacó pero mi pie ya estaba lastimado”, cuenta a Crónica.

De los tres meses que llevo, añade, dos me la pasé en el hospital y el resto en esta casa, donde me han apoyado siempre.

“Por ahora no se qué hacer, con mi pie así será más difícil llegar a Estados Unidos.

Me gustaría que las autoridades mexicanas me extendieran un permiso para poder moverme libremente y buscar trabajo, o recibir apoyo para regresar a mi país pero de una forma segura”.

“Somos trabajadores, las cosas que tenemos nos cuestan y las ganamos con nuestro trabajo, no pretendemos hacerle daño a nadie”.

Nicole y Jair, de 18 y 21 años, respectivamente, salieron hace cinco meses de Honduras por la falta de empleo. Se conocieron en Guatemala y hoy son amigos.

A decir de Nicole, no solo hay que cuidarse de los “coyotes”, sino de los federales y la delincuencia organizada, pero desde que salen, saben lo que les puede pasar.

“Al pasar por Chahuites, ya para llegar a Ixtepec, Oaxaca, unos 20 federales nos asaltaron, fue algo muy feo porque a los hombres nos golpearon y nos quitaron todo el dinero. Yo traía unas cuatro mil lempiras —dos mil 900 pesos aproximadamente—”, cuenta Nicole a este diario.

A pesar de tener conocimiento de la masacre que hubo en Tamaulipas, ella señala que es triste, pero uno viene a arriesgarse a cualquier cosa.

“Unos llegan y otros no y los que seguimos en el camino siempre es con la esperanza de poder llegar. Sabemos que Dios nos va a ayudar”.

En Honduras dejó a su madre, sus hermanos y sobrinas que es por quienes decidió arriesgarse para tratar de darles una mejor vida.

Abandoné mi país y mi familia por la necesidad, por lo feo que está mi país, y porque cuando uno quiere tener una mejor vida se arriesga a cualquier cosa.

En Honduras, refiere, las cosas están muy feas, no hay trabajo y de nada sirve terminar una carrera.

Gran parte del tiempo los migrantes del grupo se quedaron en Ixtepec para juntar dinero y continuar su camino.

“Nos está lloviendo sobre mojado a nosotros los migrantes pero mi objetivo, que es llegar a Estados Unidos, lo voy a cumplir”.

Hace 18 días Mauricio salió de Honduras. En Tenosique, Tabasco, fue agredido por federales y despojado de sus pertenencias. Lo dejaron sin ropa.

“Desde que uno entra a Guatemala ya empieza a correr peligro porque uno es amenazado si no paga lo que piden. Entre nosotros nos apoyamos, y solo comemos una vez al día.

Indica que lo que se gana en un mes en su país lo podría ganar en dos semanas en Estados Unidos. “Tengo dos hijos y mi esposa, por quienes decidí abandonar mi país para intentar ofrecerles una mejor vida”.

“Me da miedo pero con la mano de Dios hemos de llegar bien. Si es su voluntad que llegue a territorio estadunidense qué bueno, si no que me devuelva a mi país con bien”.
Dennis A. García en Tultitlán, La Crónica, 6 de septiembre.

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