“Soy pesimista y no tengo ilusión de un cambio en Cuba”: Manuel Pereira

El ser humano siempre se enfrenta a encrucijadas”, tal como le sucede a Lucio Gaitán, un pintor que se encuentra en la sala de espera del aeropuerto de Madrid-Barajas, envuelto en un cúmulo de encrucijadas mientras deshila el dilema shakespereano de su vida: Volver o no volver a Cuba, esa es la cuestión, la misma, que muchos artistas, escritores y deportistas de la isla se han hecho durante las últimas tres décadas.

Bajo ese argumento inicia Un viejo viaje, la reciente novela del escritor cubano Manuel Pererira, autodefinido como un pintor frustrado. A los 17 años eligió entre el pincel y la máquina de escribir, descontando que ya suman veinte años de exilio porque un cubano como él en su patria sólo tiene una de tres: cárcel, cementerio o exilio, y así ha desfilado la cuarta parte de su vida por España, Francia, Italia y en los últimos cinco años México, donde escribió la que considera su novela más distópica (la anti-utopía).

Pereira considera que se ha instalado en la distopía definitivamente porque “Cuba no avanza, cada día está peor y si eso cambiara algún día y volviera a florecer la alegría nacional y su cultura, haría otro tipo de novelas, pero por el momento soy pesimista y no me hago ninguna ilusión”, explica.

EL EXILIO. “El exilio es la muerte y es la resurrección, pero en algunos casos sólo es la muerte, como sucedió a Reinaldo Arenas, quien se suicidó. Otros hemos logrado resistir más e intentamos resucitar; siento que estoy renaciendo, pero dejar tu país, tu familia y no poder volver es un rompimiento del alma”.

Publicado bajo el sello de Textofilia Ediciones, Un viejo viaje recorre las peripecias de Lucio Gaitán, alter ego del autor y personaje que retoma de una novela anterior, Toilette, publicada en España. También es autor de El Comandante Veneno, El Ruso e Insolación; además ganó en 2005 el premio internacional cortes de Cádiz.

Manuel Pereira define a Lucio Gaitán, personaje central de esta novela, como el Ulises de Homero, un Ulises cubano, el navegante que regresa de una Odisea, un viajero frecuente con la libertad a medias que recorre el mundo para adquirir objetos que en su patria son de difícil acceso, con ese dilema a cuestas: Volver o no volver, he aquí la cuestión.

PORVENIR FUNESTO. La cultura en Cuba tiene un porvenir funesto porque es un país con una crisis económica espantosa donde en el futuro no se venderán muchos libros y no habrá tantas editoriales, señaló el escritor cubano Manuel Pereira tras la publicación de su más reciente libro Un viejo viaje.

El futuro cultural de Cuba es horrible, muchos escritores están ya fuera del país y los que permanecen aguantarán un tiempo, pero al final se irán porque aquello se convertirá en una isla azucarera como Haití, donde la gente tocará el tambor, pero cultura cara como la literatura no habrá.

Al igual que en la novela, “Cuba sigue siendo un circo ambulante con artistas autorizados para viajar, con calidad artística, que no pueden decir todo lo que piensan y deben repetir cuestiones del discurso oficial”, apunta.

Sin embargo, el autor que coincide con Lucio Gaitán, señala respecto de sus compatriotas que habitan la isla: “Que la chinche permanezca semanas enteras en la butaca del cine no significa que le guste la película que están proyectando”.
Juan Manuel Talavera, La Crónica, 26 de septiembre.

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