Culmina COP 16 con “Acuerdos de Cancún"

Cancún, QR, 11 de diciembre. Con un martillazo sobre la mesa, la presidenta de la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 16), la canciller Patricia Espinosa aprobó por mayoría, y no por consenso, los llamados Acuerdos de Cancún, e ignoró el disenso explícito de Bolivia. Así, se pospuso hasta 2011 la definición del segundo periodo de compromisos de reducción de emisiones del Protocolo de Kyoto, se dejó en 2 grados centígrados el incremento máximo de la temperatura y se cedió al Banco Mundial el control del Fondo Verde.

Pablo Solón, embajador de Bolivia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y jefe de la delegación ante la COP 16, advirtió: “Estamos en contra de la decisión e invocamos al reglamento de la convención pues no hay consenso. No podemos romper las reglas que acordamos aquí y en el Protocolo de Kyoto. La regla es el consenso.

“Nosotros somos representantes de un país pequeño que tiene principios, que no vende su soberanía. No estamos de acuerdo con esta decisión y asentamos que no hay consenso para la aprobación”, dijo durante la madrugada, cuando en los grupos de trabajo iban a evaluar los documentos que se elaboraron durante las últimas horas en reuniones informales, pero los jefes de estos equipos aceleraron el trámite e ignoraron los cuestionamientos de esta delegación.

En la sesión plenaria de clausura, donde ya estaban reunidos los delegados de los 194 países, pasadas las tres de la mañana, Bolivia, que llegó a la COP 16 con las conclusiones de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra –realizadas en abril en Cochabamba–, argumentó que los textos del Protocolo de Kyoto y de cooperación a largo plazo no son un paso adelante, posponen sin fecha límite la discusión de Kyoto, abren las puertas para un régimen más flexible, voluntario, y no definen un sistema para que los países en desarrollo avancen en cumplimiento de una meta de reducción de emisiones.

Precisó que en ese momento, en que estaban por aprobarse acuerdos, el documento de las promesas de reducciones de emisiones de los países desarrollados y al que se buscaba dar luz verde, no existía. Esto fue confirmado por la secretaría del grupo de trabajo del citado protocolo.

Ante los señalamientos de Bolivia y el planteamiento de que no había consenso sobre los textos, la canciller Espinosa comentó: “llevamos años discutiendo estos documentos”.

Informó que tomaba nota de la postura de este país y que quedaría reflejada en las actas de la conferencia. A las 3:05 de la mañana dio el martillazo de aprobación del texto y anunció que las decisiones de la conferencia serían conocidas como los Acuerdos de Cancún: “Una nueva era de cooperación internacional en el cambio climático”.

Durante las plenarias informales y la sesión de clausura, Espinosa fue reconocida con nutridos aplausos por “devolver la confianza” al proceso de negociación multilateral, luego que el año pasado el sistema de Naciones Unidas quedó cuestionado porque no alcanzó un acuerdo vinculante en la conferencia de Copenhague y un grupo de naciones impuso un texto con metas voluntarias de reducción de emisiones de países desarrollados y en desarrollo.

El representante de la delegación de India, en su intervención, le dijo a la presidenta: “Vengo de un país donde tenemos dioses y diosas. Ahora estamos frente a una diosa: ha restaurado la confianza en el proceso multilateral”.

Si bien aún en las horas previas a la entrega de los documentos a los delegados se mantenían marcadas divisiones entre las posiciones de los países en desarrollo y los desarrollados, una vez que las partes volvieron a las reuniones de los grupos de trabajo, prevaleció el apoyo a los textos y buscaron acelerar la conclusión de la COP 16.

Al final, Bolivia se quedó solo en su disenso sobre los resultados, sin el apoyo de los países de la Alianza Bolivariana de las Américas ni de los insulares, los más vulnerables, las islas del Pacífico y de todos aquellos que durante las dos semanas de trabajos de la COP 16 se quejaron por ser los más afectados por el cambio climático. El país andino, tanto en la plenaria como en las sesiones de los dos grupos de trabajo presentó los razonamientos técnicos y científicos por los que no apoyaba los textos de discusión.

En todos estos foros, los argumentos y peticiones de que se puntualizara que no había consenso fueron ignorados, tanto por los jefes de esos equipos como por la presidenta de la COP 16.

Solón señaló a la canciller Espinosa que ignorar su disenso era un “precedente funesto. Hoy será Bolivia, mañana será cualquier otro país. Lo que va a ocurrir aquí es un atentado a las reglas de la convención y la ONU”. Agregó que la mayoría no es consenso y que acudiría a instancias internacionales si el atropello se daba, “se viola la regla, es una mala conducción de la COP le pido que revierta su decisión y volvamos al cauce de la legalidad”.

Espinosa respondió que “la decisión fue tomada por la COP y su posición quedó reflejada en actas; sin entrar en cuestiones de procedimiento, coincido con delegaciones que la regla del consenso no significa la unanimidad ni que una delegación imponga un derecho de veto sobre la voluntad que tanto trabajo ha costado. Mi obligación ha sido escuchar a todos y a cada una de las partes, incluyendo a los hermanos bolivianos. No puedo ignorar la posición de 193 estados parte. La decisión de la conferencia ha sido tomada”.

Estados Unidos intervino para felicitarla por su trabajo y sugirió que se utilizara el término de un acuerdo general más que de consenso, “esto es un mejor fundamento para las decisiones que apoyamos plenamente”.

Enseguida, Espinosa pidió a Bolivia “no retrase más los trabajos de la conferencia”. Le indicó que “ha tenido abiertas las puertas para participar en todas las reuniones; de hecho lamenté, personalmente, que hayan decidido excluirse de alguna de las conversaciones” y le reiteró que sus decisiones quedarían reflejadas en las actas.

A las 3:32 de la mañana quedaron aprobados todos los documentos y tres minutos después llegó el presidente Felipe Calderón, quien le dio un abrazo prolongado a la presidenta de la COP. La conferencia concluyó a las 6 de la mañana.
Angélica Enciso, Georgina Saldierna y Fabiola Martínez, La Jornada, 12 de diciembre.

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