“¿Dónde están las computadoras?”

Monitores chinos, embalados y apilados, se quedaron esperando en las esquinas de algunos establecimientos de La Habana a las computadoras que desde ayer es legal adquirir para los cubanos particulares por decisión del presidente, Raúl Castro.

“Sí, desde hoy se pueden comprar; nos llegó la comunicación, pero las computadoras no han llegado”, indicó un vendedor en una tienda del municipio habanero de Playa dedicado a la comercialización de accesorios informáticos.

Frente a las acristaladas y sobrias estanterías con ratones y bocinas desconectadas, los primeros enterados de la medida trataban de aprovechar el viaje al sitio, al menos, para obtener datos sobre el precio y la potencia que tendrán las computadoras una vez ocupen las estanterías que les aguardan.

Esa información tampoco ha llegado, pero con una rápida mirada se podía observar en los monitores las etiquetas marcadas con precios de entre 200 y 300 pesos convertibles (moneda fuerte cubana que se cambia aproximadamente a un dólar y tiene 24 veces más valor que el peso cubano en el que la población recibe sus salarios), mientras que algunos curiosos se acercaban a mirar el precio de productos ya accesible, como el DVD, a un precio de 119 pesos convertible o dólares, lo que equivaldría a medio año del salario medio de un cubano, o un televisor de plasma, a cuatro mil 300 pesos convertibles.

Ante la imposibilidad de comprarlo, media docena de jóvenes se dedicaron desde el escaparate a disfrutar de la segunda parte del filme La Momiacon una calidad hasta ahora desconocida para la población.
Nota de EFE en La Habana, La Crónica, 2 de abril.

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