La Casa del Migrante ha auxiliado a 750 personas

Por ser Ecatepec un paso obligado para los indocumentados, la Casa del Migrante, ha dado atención a 750 personas de países como Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Belice, además de haber recibido a tres menores de edad, quienes han recibido servicio médico, comida y ropa, servicios para su aseo personal y espacios para descansar en los dormitorios.
Arturo López García, jefe de Atención al Migrante en Ecatepec, informó que con Andrea, de 14 años de edad, originaria de Honduras, ya son tres los menores de edad que han llegado a la Casa del Migrante. "La primera vez, hace mes y medio, llegaron dos jovencitos de Guatemala, uno de 16 y otro de 17 años y la embajadora de Honduras en México, Rosalinda Bueso Asfura, hizo los trámites para que regresaran a su país", afirmó.
Andrea Guevara Girón llegó a la Casa del Migrante de Ecatepec con un grupo de 29 hondureños y sin su hermana Kimberly, de 17 años, quien la acompañaba en su viaje, pero en Arriaga, Chiapas, tuvo miedo de subirse al ferrocarril y se regresó a su país.
"Agarré mis ahorros, salí de mi casa en Tegucigalpa, Honduras, y le dije a mi mamá que iba a trabajar en San Pedro Sula, aunque en realidad me subí a un tren para dirigirme a Miami, porque quiero ayudar a mantener a mis hermanitos Michelle, de 5 años y Antonio, de 7", dijo Andrea.
La menor llegó a la Casa del Migrante donde personal del gobierno municipal la exhortó a que no continuara el viaje pues era muy peligroso seguir con hombres, arriesgarse al trato con los polleros e incluso el riesgo de que pudieran ser víctima de trata de blancas.
El jefe del Departamento de Atención al Migrante, Arturo López García, informó que con el gobierno local realiza gestiones para que Andrea regrese a Honduras. "Ya se están realizando los trámites para que la Comisión Estatal de Derechos Humanos y el Instituto Nacional de Migración se hagan cargo e inicie el proceso de repatriación.
Antes de llegar a la Casa del Migrante la menor pasó frío y hambre debido a que las mil 600 lempiras (poco menos de mil pesos mexicanos) que ahorró trabajando en el servicio doméstico se le agotaron. A duras penas pudo dormir dos de los diez días de viaje, porque los hombres la venían molestando, por ello decidió detener su viaje.
"Estoy muy agradecida porque te tratan súper bien en la Casa del Migrante; me bañé, comí y descansé. El señor Arturo López platicó conmigo y me dijo que corría mucho riesgo al viajar sola con puros hombres, lo pensé muy bien y acepté su ayuda para regresar a mi país", afirmó Andrea.
Andrea tomó la determinación de emprender el peligroso viaje hacia la frontera estadunidense porque quiere ayudar económicamente a su mamá Isabel, de 32 años y a sus hermanitos, porque desde que tiene memoria su padre no vive con ellos ni las apoya.
Quería llegar a Miami, en Estados Unidos, porque ahí trabaja mi hermano Erick, de 22 años, pero ya no quise seguir porque me dio miedo de que me violaran o me sucediera algo malo en el camino", explicó Andrea.
Durante su viaje en tren, el grupo de migrantes se bajó para pedir agua en una vivienda y fue ahí donde les platicaron de un lugar en Ecatepec, la Casa del Migrante, donde podían descansar, comer y bañarse, antes de continuar su largo y pesado camino.

Nota de Cristina Huerta en Ecatepec, Crónica, 23 de abril.