La reforma energética que presentó el ejecutivo federal es congruente y necesaria para el sector de hidrocarburos, misma que se acerca más al modelo brasileño que a un esquema de privatización, aseguraron expertos.
El presidente de la Asociación Mexicana de Energía (AME), Jaime de la Rosa, dijo que "las cinco iniciativas de cambio de ley no contiene nada que indique que habrá un privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex)".
Antes bien, esto permitirá, de acuerdo con las propuestas de reforma, aumentar las inversiones en petróleo, garantizar una mayor reposición de las reservas petroleras y, sobre todo, modernizar y mayor libertad a la paraestatal en la forma de operar.
En ese sentido, Ricardo Sodi, director de la Escuela de Derecho de la Universidad Anáhuac, explicó que la reforma energética trata de permitir, a nivel de legislación secundaria, que existan proyectos público privados a efecto de coinvertir en explotación, perforación, comercializaron y fabricación de derivados.
Se trata de un esquema más al "modelo brasileño que un modelo de privatización"; es decir, que se permuta complementar las inversiones de Pemex con capital privado, puntualizó el experto.
Ricardo Sodi aclaró que las propuestas enviadas por el ejecutivo no afecta la soberanía operativa ni lo recursos (hidrocarburos), porque "no se desincorporan actividades de Pemex y no se pone a la venta el patrimonio petrolero mexicano".
Hay que quitar la carga ideología a estos aspectos.
Por su parte, Alejandro López Velarde, especialista en temas de energía, aseguró que se ha querido hacer creer que "la soberanía del país radica en el monopolio petrolero estatal y eso es un mito que desde pequeños nos han inculcado, y obedece a razones políticas".
La soberanía no radica en el monopolio sino en las instituciones, por lo que la reforma energética debe ser estructural y alejada de los intereses de los políticos.
Considera que un elemento que ha retrasado este poderío se ha retrasado en el país es que la política energética de largo plazo no la define la Secretaría de Energía (Sener) y ningún partido político hace algo por remediar esta situación.
El presidente de la Asociación Mexicana de Energía (AME), Jaime de la Rosa, dijo que "las cinco iniciativas de cambio de ley no contiene nada que indique que habrá un privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex)".
Antes bien, esto permitirá, de acuerdo con las propuestas de reforma, aumentar las inversiones en petróleo, garantizar una mayor reposición de las reservas petroleras y, sobre todo, modernizar y mayor libertad a la paraestatal en la forma de operar.
En ese sentido, Ricardo Sodi, director de la Escuela de Derecho de la Universidad Anáhuac, explicó que la reforma energética trata de permitir, a nivel de legislación secundaria, que existan proyectos público privados a efecto de coinvertir en explotación, perforación, comercializaron y fabricación de derivados.
Se trata de un esquema más al "modelo brasileño que un modelo de privatización"; es decir, que se permuta complementar las inversiones de Pemex con capital privado, puntualizó el experto.
Ricardo Sodi aclaró que las propuestas enviadas por el ejecutivo no afecta la soberanía operativa ni lo recursos (hidrocarburos), porque "no se desincorporan actividades de Pemex y no se pone a la venta el patrimonio petrolero mexicano".
Hay que quitar la carga ideología a estos aspectos.
Por su parte, Alejandro López Velarde, especialista en temas de energía, aseguró que se ha querido hacer creer que "la soberanía del país radica en el monopolio petrolero estatal y eso es un mito que desde pequeños nos han inculcado, y obedece a razones políticas".
La soberanía no radica en el monopolio sino en las instituciones, por lo que la reforma energética debe ser estructural y alejada de los intereses de los políticos.
Considera que un elemento que ha retrasado este poderío se ha retrasado en el país es que la política energética de largo plazo no la define la Secretaría de Energía (Sener) y ningún partido político hace algo por remediar esta situación.
Nota de Margarita Palma Gutiérrez, El Economista, 17 de abril.
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