Quieren cubanos poder adquisitivo

LA HABANA.- Tras la apertura al consumo de bienes prohibidos durante años, el anuncio de un nuevo canal de televisión con programación extranjera y la posibilidad de alojarse en hoteles para turistas, los cubanos esperan una próxima revaluación del peso nacional con el que el Estado les paga por su trabajo.

Además, reclaman reformas salariales que estimulen realmente la productividad y acerquen sus famélicas nóminas a los desorbitados precios que tienen las tiendas en cucs, la divisa de uso interno que equivale a unos 24 pesos cubanos.

Suplantado por la venta en moneda dura, el mercado en pesos cubanos es casi inexistente, aunque la población paga con ellos productos y servicios muy subvencionados como la electricidad y el gas, el teléfono, las medicinas, el transporte, los espectáculos y una mínima canasta básica.

El diario Juventud Rebelde publicó la semana pasada un artículo que defendió el aumento del poder adquisitivo de los salarios como una necesidad, a la vez que exhortó a la eficiencia laboral como factor imprescindible para mejorar la economía doméstica.

"En el incremento de los salarios, una necesidad más que un anhelo, cifra el cubano las esperanzas para enrumbar su maltrecha economía doméstica, lo que transita, inexorablemente, por el aumento de la producción de bienes de una manera eficiente", indicó el diario.

El salario promedio ronda los 408 pesos cubanos, unos 18 dólares, lo que obliga a gran parte de los empleados estatales a completar sus ingresos con otras tareas legales o ilegales.

En el país, la idea más extendida, especialmente entre los jóvenes profesionales, es que trabajar para el Estado no sale a cuenta, lo que se traduce en la deficiente calidad y el bajo rendimiento laboral que sufre la industria isleña.

"Yo hago como que trabajo y el Estado hace como que me paga", es una frase de viejo cuño, que aún sigue vigente en la isla socialista.

Para corregir esta situación, economistas consultados por REFORMA consideraron necesario ampliar las licencias de trabajo por cuenta propia y crear pymes; reducir el exceso actual de funcionarios y empleados estatales y estimular con subvenciones exclusivas a quienes sigan trabajando para empresas del Estado y cobrando en pesos cubanos.

El Gobierno de Raúl Castro ha reiterado que estudia éstas y otras alternativas, pero aún no se han visto señales que apunten a reformas en este sentido.

En la calle, hay una fuerte expectativa sobre la reevaluación del peso respecto al cuc, que muchos entienden como el principio del fin del sistema de doble moneda implantado para salir de la crisis provocada por el derrumbe de la Unión Soviética.

Analistas capitalinos aseguran que vendrán más cambios, como el fin del obligatorio permiso para salir del país o el reconocimiento de todos sus derechos a los cubanos que residen en el exterior.

También señalan la reestructuración de los sistemas de salud y educación, que inició el año pasado y sigue bajo estricto control gubernamental.

Pero el nuevo Ejecutivo, opinan, tardará aún en tomar decisiones sobre los complejos problemas estructurales del sistema.

En su artículo de ayer, Juventud Rebelde también propuso eliminar "impedimentos artificiales" y "trampas de la comercialización" que favorecen a las empresas en detrimento del consumidor.

"En esto del valor del salario habrá que recuperar que la eficiencia es el patrón de la rentabilidad y nunca el incremento de los precios, que es lo que ha primado. El hecho de que las entidades comercializadoras ganen millones indica a las claras la posibilidad de abaratar las ventas", señaló el segundo diario de difusión nacional.

Nota de Yolanda Martínez, corresponsal, Reforma, 13 de abril.


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