Miguel García Reyes estudió Ingeniería Geofísica en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) del IPN. Obtuvo su doctorado en la Universidad Estatal de Moscú Mijail V. Lomonosov. Es presidente del Centro de Investigaciones Geopolíticas en Energía y Medio Ambiente y presidente de la Asociación Mexicana de Estudios Geopolíticos. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Sostiene que la iniciativa de reforma energética no es tal, sino una reforma de Pemex, porque en dicha propuesta no se incluyen los restantes elementos del sector energético. El ingeniero geofísico explica que con la iniciativa sólo se busca adecuar a Pemex a las nuevas circunstancias que prevalecen en el orden internacional. "El mundo está cambiando, ya no podemos estar cerrados", dice.
Cita el caso del liderazgo a nivel mundial de la empresa gasífera rusa Gazprom, cuyas acciones, el 50.08 por ciento pertenecen al Estado y el resto es de accionistas nacionales y extranjeros. Recuerda, como estudioso de la política soviética primero y rusa después, la apertura que tuvo aquél país, para cambiar sus estructuras obsoletas y gastadas en materia energética. Lo que hizo Rusia, apunta, es implementar una política de Estado que le falta a México.
“Lo que hizo fue abrirse al capital extranjero, obviamente no se hizo esperar la respuesta, llegaron cientos de empresas y fue tal el éxito que ahora tuvo que regresar el gobierno ruso a imponer normas y restricciones, pero de ninguna manera está negando que entre la iniciativa privada local y extranjera y les ha ido perfecto”, comenta en entrevista.
Subraya que Rusia ocupa el segundo lugar si no es que el primero en producción y andan por los 10 millones de barriles diarios y tiene en Gazprom la punta de lanza en producción gasífera.
Explica que México está atrasado en la implementación de una verdadera reforma energética en por lo menos 20 años con respecto a naciones como la ya desaparecida Unión Soviética y países sudamericanos como la Argentina de Carlos Menem, Brasil de Fernando Henrique Cardoso y la Venezuela de Rafael Antonio Caldera Rodríguez.
—¿Se queda corta esta reforma?
—¡Cortísima!, y esa es mi principal objeción. Si realmente fuera una reforma energética estaríamos abordando todos los sectores… en otros países, por ejemplo, están discutiendo cómo avanzar en las fuentes alternas de energía, cómo avanzar en dejar la dependencia del petróleo y aquí seguimos inmersos todavía en esta discusión.
—¿Se puede imitar el caso ruso, por ejemplo?
—¡Claro!, no se pelea con el hecho de que se siga resguardando nuestro petróleo, pero permitir que las empresas, en este caso es una, tengan participación extranjera.
—¿No sólo estamos atrasados técnicamente sino ideológicamente?
—México siempre llega retrasado a los principales cambios políticos, y este es uno de esos… En México no estamos haciendo políticas públicas de Estado. La reforma energética, como tal, debería estar en el marco de una política pública energética que se esté planteando a cinco, 10, 15, 20 y hasta 50 años. Aquí no pasa eso, somos sexenales.
García Reyes sostiene que en lugar de discutir una reforma para Pemex, se debe organizar el sector energético a futuro. “El petróleo se nos va a acabar tarde o temprano, y lo más peligroso y grave es que si las naciones desarrolladas se van a las fuentes alternas de energía o al gas natural en cinco o diez años, ¿a quién le vamos a vender petróleo?”.
—¿La discusión a nivel mundial ya es otra, no el petróleo?
—Ya es otra, el gas natural, las fuentes alternas de energía, la biomasa. Un millón 800 mil barriles diarios se van a Estados Unidos. ¿qué va a pasar cuando este país no necesite esa cantidad sino una menor?, qué vamos a hacer nosotros, ¿para qué estamos todavía discutiendo si nos conviene o no abrir Pemex? Debemos estar reflexionando qué vamos a hacer cuando el paradigma energético se presente y las naciones poderosas nos digan: ya no queremos su petróleo.
—¿Cuándo se presentaría ese problema para México?
—Ya está. Todos los países europeos están en las fuentes alternas de energía: sol, viento, mareas, biomasa. Están tratando de dejar el petróleo porque efectivamente, cada vez es más caro sacarlo, cada vez contamina más. Los europeos, estadunidenses, canadienses y los países asiáticos desarrollados están tratando de dejar el petróleo, entonces, técnicamente para qué estamos discutiendo cosas que al rato no nos van a redituar.
—¿Entonces sí es conveniente una apertura de Pemex al capital privado, local y extranjero?
—Claro, con el control del Estado. Ahí está Gazprom, con el 50.08 el estado ruso tiene la posibilidad de intervenir e imponer.
—¿Con esa intervención no se perdería nuestra soberanía como acusan algunos sectores?
—No, creo que ahí es donde debemos cambiar. Si no estamos previendo lo que pasará en el futuro quiere decir que nos estamos manteniendo en la política tradicional, en la visión revolucionaria que en su tiempo hizo cosas buenas, pero ahora no se puede. Eso sí, necesitamos un Estado fuerte. Nosotros no somos ni potencia regional ni energética.
No obstante, el especialista en temas energéticos sostiene que en todo caso se sacará adelante una reforma “mocha” para Pemex.
“Cuesta trabajo hacer entender a la gente que no se trata de una cuestión solamente política, hay que ver la cuestión económica e internacional. Por eso los diputados se apropian de la discusión, por un lado advierten que si no hay inversión extranjera se nos va a colapsar la industria y por el otro dicen que si hay inversión extranjera perdemos soberanía”.
Como reforma para la paraestatal —subraya— lo único que le falta a la iniciativa enviada a las cámaras es que el gobierno se comprometa a jugar un papel importante en la regulación de los esquemas de colaboración con el capital privado.
Bonos al estilo soviético
Sobre los bonos, recuerda que en 1985, en la entonces Unión Soviética, se comenzó a repartir un baucher con diez bonos de cien rubros cada uno. “El gobierno soviético todavía repartió los bonos, la gente podía agarrar ese bono e irse a una industria de armamentos o energética y comprar acciones, pero qué paso, al cabo de tres años empezó el acaparamiento”.
Advierte que las mafias que se formaron en la nación socialista compraron o arrebatando esos bonos que la gente común y corriente había adquirido. “Eso se convirtió después en una oportunidad para que los mafiosos acapararan. Lo que pudo haber sido algo positivo se envilece. Hasta en eso estamos atrasados, es un proceso que ya pasó hace 20 años en la Unión Soviética”.
Con todo, señala que en caso de que pase la reforma para Pemex y si el gobierno se avoca realmente a su tarea de controlar, la paraestatal tendría más reservas y se descubrirían más yacimientos. “Pase como pase, será positiva”, expone.
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