Duelo de tabasqueños en el Senado

¡Eres un tramposo!, grita, de pie, el ex oficial mayor de López Obrador, Octavio Romero Oropeza.
Algo le responde el diputado panista Juan José Rodríguez Prats mientras, con la cara fruncida de coraje, cierra el puño y lo mueve varias veces de arriba hacia abajo.
¡No le llegas ni a la altura de la suela de los zapatos de Andrés Manuel! le vuelve a gritar Octavio.
El vigésimo foro sobre reforma petrolera está por concluir con ese violento duelo verbal y gesticular entre tabasqueños.
—No están permitidos los diálogos, los intenta atajar el presidente de la mesa, Francisco Labastida.
Pero no le hacen caso.
Gustavo Madero, el coordinador del PAN, clausura como puede el foro, pero todas las miradas están puestas en los tabasqueños.
La alusión de Rodríguez Prats a la opacidad de la información sobre los segundos pisos saca de sus casillas al colaborador de López Obrador.
—Eso no lo acepto, intenta interrumpir la exposición del panista.
—No no lo aceptes, no lo aceptes, le responde Rodríguez Prats.
Es el penúltimo foro y ocurre de todo. Desde las “bromas” de los duendes electrónicos que le borran —durante la inauguración— el sonido al senador panista Santiago Creel.
—Que conste que ahora es el ruido, algo traigo en cuestiones electrónicas o ya es conmigo, se queja.
El “error técnico” se repite cuando tiene la palabra Francisco Labastida y él bromea: “conste que yo no soy Santiago Creel”.
Es un mal día para los panistas. El cielo nublado de la mañana presagia tormenta para ellos.
De entrada tienen que digerir el diagnóstico oscuro que les presenta el auditor superior de la Federación, Arturo González de Aragón, sobre la opacidad en Pemex.
Después no saben qué hacer con la sorpresa que les tenía preparada Octavio Romero, quien logra colar al patio central del Senado —con la complicidad de la senadora perredista Yeidckol Polevnsky— dos enormes mantas.
“No son mantas políticas, son mantas técnicas”, se justifica.
Y ahí está Octavio, con las mantas extendidas como enormes acordeones, de pie, desbaratando los contratos de servicios múltiples.
Más tarde, el diputado del PRD, Rutilio Escandón, reivindica abiertamente la toma de las tribunas en abril pasado y se dice “orgulloso” de haber participado en ellas.
Esto es lo que enfurece a Rodríguez Prats, quien alude a los segundos pisos y provoca la ira de Octavio Romero.
—Es una gentuza, nada más, dice Romero al final.
El panista Gustavo Madero gana la salida y afuera se encuentra a un “Noroñita”, un niño de unos 12 años bien aleccionado, quien junto con cuatro adultos le lanza insultos y groserías.
Fin agitado de un debate agitado. Sí, un mal día para los panistas.
José Contreras, Crónica, 18 de julio.

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