El líder de la revolución cubana, Fidel Castro, de 84 años, sorprendió con una declaración que al propio periodista que la escuchó le costó dar crédito: “El modelo cubano no nos sirve ni a nosotros”.
Esta increíble dosis de realismo la dejó caer en una larga entrevista que concedió la semana pasada al periodista Jeffrey Goldberg, corresponsal en La Habana de la revista estadunidense The Atlantic, quien le preguntó si el modelo cubano era “exportable” (como así pretende el presidente venezolano Hugo Chávez).
Tras cuatro años de convalecencia por una grave enfermedad, cuyo diagnóstico sigue siendo secreto de Estado, y con 84 años ya, cumplidos en agosto, el periodista Goldberg admitió que tuvo dudas sobre si escuchó bien al líder cubano, por lo que consultó a Julia Sweig, una reputada experta en asuntos cubanos, quien lo acompañó en su encuentro con el ex presidente.
Estado hiperbólico. Según Goldberg, Sweig matizó que Castro, con sus declaraciones, “no estaba rechazando las ideas de la Revolución”, sino que reconocía que el modelo cubano otorgaba al Estado “un papel demasiado grande en la vida económica del país”.
El periodista considera que un posible efecto de la afirmación de Fidel sería la “apertura de un espacio” para que su hermano Raúl, a quien entregó el poder hace cuatro años, ponga en marcha finalmente “las reformas necesarias frente a la resistencia que con seguridad vendrá de los comunistas ortodoxos dentro del partido y la burocracia”.
El pasado 1 de agosto, Raúl Castro anunció la ampliación del trabajo por cuenta propia en la isla y la reducción progresiva de las plantillas estatales, medidas que calificó de “cambio estructural y de concepto”.
La entrevista publicada ayer por la revista The Atlantic forma parte de una serie que resumirá los encuentros de Goldberg con Castro en la isla, respondiendo a una invitación del ex jefe de Estado.
Crítica
Le pide a Ahmadineyad que “deje de difamar a judíos”
En la primera entrega de la entrevista del periodista cubano-israelí, Fidel aprovechó para pedirle a su aliado, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, quien niega el Holocausto y en repetidas ocasiones ha pedido la destrucción del Estado de Israel, que “deje de difamar a los judíos”.
Castro dijo que el gobierno iraní debe entender las consecuencias de la teología antisemita, “que empezó hace dos mil años”.
“Yo no creo que nadie haya sido más injuriado que los judíos. Diría que mucho más que los musulmanes”, agregó el ex mandatario cubano.
Según el periodista, Castro le pidió al mismo tiempo que transmitiera al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el siguiente mensaje: “Israel sólo tendrá seguridad si renuncia a su arsenal nuclear, y el resto de las potencias nucleares mundiales sólo tendrán seguridad si ellas también renuncian a sus armas”.
Castro insiste en que un eventual ataque de Estados Unidos o Israel a Irán podría desembocar en una guerra nuclear mundial, que traería el fin de la humanidad. El líder cubano estima que el presidente estadunidense, Barack Obama, es el único que puede evitar la guerra.
La Crónica, 9 de septiembre.
Esta increíble dosis de realismo la dejó caer en una larga entrevista que concedió la semana pasada al periodista Jeffrey Goldberg, corresponsal en La Habana de la revista estadunidense The Atlantic, quien le preguntó si el modelo cubano era “exportable” (como así pretende el presidente venezolano Hugo Chávez).
Tras cuatro años de convalecencia por una grave enfermedad, cuyo diagnóstico sigue siendo secreto de Estado, y con 84 años ya, cumplidos en agosto, el periodista Goldberg admitió que tuvo dudas sobre si escuchó bien al líder cubano, por lo que consultó a Julia Sweig, una reputada experta en asuntos cubanos, quien lo acompañó en su encuentro con el ex presidente.
Estado hiperbólico. Según Goldberg, Sweig matizó que Castro, con sus declaraciones, “no estaba rechazando las ideas de la Revolución”, sino que reconocía que el modelo cubano otorgaba al Estado “un papel demasiado grande en la vida económica del país”.
El periodista considera que un posible efecto de la afirmación de Fidel sería la “apertura de un espacio” para que su hermano Raúl, a quien entregó el poder hace cuatro años, ponga en marcha finalmente “las reformas necesarias frente a la resistencia que con seguridad vendrá de los comunistas ortodoxos dentro del partido y la burocracia”.
El pasado 1 de agosto, Raúl Castro anunció la ampliación del trabajo por cuenta propia en la isla y la reducción progresiva de las plantillas estatales, medidas que calificó de “cambio estructural y de concepto”.
La entrevista publicada ayer por la revista The Atlantic forma parte de una serie que resumirá los encuentros de Goldberg con Castro en la isla, respondiendo a una invitación del ex jefe de Estado.
Crítica
Le pide a Ahmadineyad que “deje de difamar a judíos”
En la primera entrega de la entrevista del periodista cubano-israelí, Fidel aprovechó para pedirle a su aliado, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, quien niega el Holocausto y en repetidas ocasiones ha pedido la destrucción del Estado de Israel, que “deje de difamar a los judíos”.
Castro dijo que el gobierno iraní debe entender las consecuencias de la teología antisemita, “que empezó hace dos mil años”.
“Yo no creo que nadie haya sido más injuriado que los judíos. Diría que mucho más que los musulmanes”, agregó el ex mandatario cubano.
Según el periodista, Castro le pidió al mismo tiempo que transmitiera al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el siguiente mensaje: “Israel sólo tendrá seguridad si renuncia a su arsenal nuclear, y el resto de las potencias nucleares mundiales sólo tendrán seguridad si ellas también renuncian a sus armas”.
Castro insiste en que un eventual ataque de Estados Unidos o Israel a Irán podría desembocar en una guerra nuclear mundial, que traería el fin de la humanidad. El líder cubano estima que el presidente estadunidense, Barack Obama, es el único que puede evitar la guerra.
La Crónica, 9 de septiembre.
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