Lento y confuso, proceso de transición

La transición a la Televisión Digital Terrestre (TDT) inició en México en 2004, con lo que se convirtió en el primer país de América Latina en arrancar la migración hacia esta tecnología.

En seis años, sólo 13.6% de los hogares en el país —que equivale a 3.6 millones de casas—, tiene un receptor digital. El gobierno eligió el estándar tecnológico estadounidense ATSC, debido a su relación comerical y cercanía con ese país.

De acuerdo con información de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), hasta ahora se han autorizado un total de 65 canales que realizan transmisiones digitales en 20 ciudades del país, entre las que están el DF, Guadalajara, Monterrey, Tijuana, Ciudad Juárez, Mexicali, Matamoros, Reynosa, Nuevo Laredo, Puebla, León, Durango y Cuernavaca.

Televisoras concesionadas y permisionadas han recibido canales “espejo” en las ciudades, que se han ido agregado paulatinamente en periodos de tres años, según lo establece el acuerdo de transición a la TDT emitido en 2004.

El calendario trianual previsto hasta 2020 establece que en enero de 2010 inició el tercer periodo, a concluir el 31 de diciembre de 2012.

Sin embargo, estas señales no están siendo captadas por la mayoría de los televidentes, de acuerdo con el informe del Comité Consultivo de Tecnologías Digitales para la Radiodifusión, a pesar de haberse superado el número previsto de estaciones de televisión digital en operación.

Agrega que los receptores digitales han sido adquiridos por un segmento de la población que los usa principalmente para los servicios de televisión restringida, para la reproducción de discos compactos de video y consolas de videojuegos, “por lo que la penetración de este servicio entre la población no ha sido la esperada”.

Una publicación de la Cofetel revela que entre los mexicanos es común la confusión entre una pantalla plana y un receptor digital de plasma o LCD: “La población carece de información suficiente sobre las ventajas de la migración tecnológica, lo que disminuye el interés por la TDT”.

Lo peor es que en las tiendas venden receptores analógicos haciéndolos pasar por digitales.
Angelina Mejía Guerrero, EL Universal, 3 de septiembre.

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