“Lo más seguro es que iban por mí”, dice Alejo de la Rosa

"Lo más seguro es iban por mi”, aseguró a Crónica Alejo de la Rosa, quien fue el último que vio a los gráficos Luis Carlos Santiago y Carlos Sánchez en las instalaciones de El Diario de Ciudad Juárez.

Alrededor de dos horas después, uno estaría muerto —Luis Carlos— y el otro herido de gravedad.

Alejo es hijo de Gustavo de la Rosa Hickerson, visitador de la Comisión de Derechos Humanos local y encargado de investigar violaciones contra ciudadanos cometidas por el Ejército y la Policía Federal. Al menos un par de veces, el defensor denunció haber recibido amenazas de muerte.

“He pensado que el ataque tuvo que ver con la actividad que realiza mi papá y que en realidad me querían matar a mí, tal vez por mi culpa hoy está muerto mi amigo”, admitió Alejo.

Un detalle es clave en el suceso, y lo contó: “Estábamos en el periódico cuando los muchachos (Santiago y Sánchez, de reciente ingreso al periódico) me dijeron que tenían hambre, de hecho sugirieron que fuéramos juntos a comer, pero yo tenía cosas qué hacer y preferí quedarme, así que les dije: ‘vayan ustedes’.

“Llevaba el coche de mi mamá y les dije que se lo llevaran, que no lo iba a necesitar”.

Aseguró que consideraba a Luis Carlos su amigo más cercano, “era como mi hermano, lo conocía desde hace más de siete años y fui yo, en mi condición de editor del diario, quien recomendó que él entrara a la redacción”.

—¿Quién podría estar detrás del homicidio, la delincuencia o alguien que se ha visto afectado con las investigaciones de tu padre? —se le cuestionó.

—No lo tengo claro, no puedo decir nada y por ahora no quiero pensar en eso, estoy concentrado en el sepelio de mi amigo.

Gustavo de la Rosa Hickerson ha destapado diversos casos de violaciones cometidas por militares y policías federales, desde cateos, agresiones sexuales y extorsiones hasta homicidios. Apenas el jueves, su abogado Carlos Spector denunció un montaje de la PF en torno al rescate de tres periodistas de Durango que habían sido secuestrados en julio pasado.

También ha sido criticado por defender a personas que han trabajado para el crimen: no vendedores ni distribuidores de droga, sino jardineros, trabajadoras domésticas, plomeros, albañiles, choferes, electricistas, cerrajeros, músicos y otros prestadores de servicios contratados por capos.
Daniel Blancas Madrigal, La Crónica, 18 de septiembre.

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