BUENOS AIRES .— El presidente venezolano Hugo Chávez pone hoy en juego su gestión y su popularidad. La oposición busca que su retorno a la Asamblea Nacional, después de cinco años, sea lo más numeroso posible y los venezolanos en su conjunto ansían que de las urnas surja una nuevo equilibrio institucional que marque el futuro del país.
Por todo ello, nuevamente Venezuela se halla ante unas elecciones cruciales.
La víspera de los comicios volvió a estar marcada por un nuevo escándalo. Desde temprano, se informó que el gobierno venezolano había decidido expulsar al observador electoral español y del Partido Popular (PP), Gustavo Aristegui, a quien Chávez acusó de declaraciones periodísticas inapropiadas. Lo mismo ocurrió en vísperas del plebiscito de 2009, cuando el presidente ordenó la expulsión del país del también diputado del PP y observador invitado por la oposición, Luis Herrero.
Sin embargo, anoche mismo, el gobierno desistió de su intento, algo que fue confirmado por el propio Aristegui, quien además aseguró que en ningún momento faltó “al respeto” a las leyes venezolanas.
La oposición buscará su representación parlamentaria con candidatos únicos, mientras que los disidentes del chavismo postularon un nuevo polo de centroizquierda, distante de los métodos autoritarios del presidente, quien en el cierre de su campaña llamó a sus seguidores a “ganar por nocaut” los comicios. Chávez necesita de los dos tercios (110 de los 165 diputados que integran la Asamblea Nacional) para seguir asegurándose la aprobación de leyes o para designar a los titulares de los otros poderes del Estado, como el presidente del Tribunal Supremo de Justicia o el fiscal general.
El oficialismo va por la victoria
“Ganaremos por toda la línea y haremos que se respeten los resultados para seguir avanzando en la construcción del socialismo democrático de la Venezuela socialista”, exclamó el viernes el jefe de Estado. Con las Fuerzas Armadas cumpliendo con el plan de seguridad, 17.5 millones de venezolanos están habilitados para acudir a las urnas. En virtud de cambios en los procedimientos electorales, la oposición podría obtener más votos que hace 10 años, pero menos representantes. Chávez enfrenta este desafío electoral después de 14 meses críticos desde el punto de vista económico y social y con una escalada de violencia urbana, fruto de la delincuencia que en 2009 dejó 19 mil muertos.
“A pesar de haber manipulado los circuitos electorales y de haber representado las regiones donde ellos son fuertes, vamos a demostrar con votos que el país no quiere el camino radical que propone el presidente Chávez”, aseguró el candidato de Primero Justicia, Julio Borges. Los venezolanos fueron convocados a votar temprano, debido a que se espera que este domingo continúen las intensas lluvias que ya han dejado siete muertos en las últimas 24 horas en Caracas, la capital.
Anoche, se informó que el gobierno venezolano solicitó a la red social Twitter una investigación por el envío irregular de “tweets” desde la cuenta de Chávez. Las autoridades presumen el “hackeo” de la cuenta, @chavezcandanga.
Por todo ello, nuevamente Venezuela se halla ante unas elecciones cruciales.
La víspera de los comicios volvió a estar marcada por un nuevo escándalo. Desde temprano, se informó que el gobierno venezolano había decidido expulsar al observador electoral español y del Partido Popular (PP), Gustavo Aristegui, a quien Chávez acusó de declaraciones periodísticas inapropiadas. Lo mismo ocurrió en vísperas del plebiscito de 2009, cuando el presidente ordenó la expulsión del país del también diputado del PP y observador invitado por la oposición, Luis Herrero.
Sin embargo, anoche mismo, el gobierno desistió de su intento, algo que fue confirmado por el propio Aristegui, quien además aseguró que en ningún momento faltó “al respeto” a las leyes venezolanas.
La oposición buscará su representación parlamentaria con candidatos únicos, mientras que los disidentes del chavismo postularon un nuevo polo de centroizquierda, distante de los métodos autoritarios del presidente, quien en el cierre de su campaña llamó a sus seguidores a “ganar por nocaut” los comicios. Chávez necesita de los dos tercios (110 de los 165 diputados que integran la Asamblea Nacional) para seguir asegurándose la aprobación de leyes o para designar a los titulares de los otros poderes del Estado, como el presidente del Tribunal Supremo de Justicia o el fiscal general.
El oficialismo va por la victoria
“Ganaremos por toda la línea y haremos que se respeten los resultados para seguir avanzando en la construcción del socialismo democrático de la Venezuela socialista”, exclamó el viernes el jefe de Estado. Con las Fuerzas Armadas cumpliendo con el plan de seguridad, 17.5 millones de venezolanos están habilitados para acudir a las urnas. En virtud de cambios en los procedimientos electorales, la oposición podría obtener más votos que hace 10 años, pero menos representantes. Chávez enfrenta este desafío electoral después de 14 meses críticos desde el punto de vista económico y social y con una escalada de violencia urbana, fruto de la delincuencia que en 2009 dejó 19 mil muertos.
“A pesar de haber manipulado los circuitos electorales y de haber representado las regiones donde ellos son fuertes, vamos a demostrar con votos que el país no quiere el camino radical que propone el presidente Chávez”, aseguró el candidato de Primero Justicia, Julio Borges. Los venezolanos fueron convocados a votar temprano, debido a que se espera que este domingo continúen las intensas lluvias que ya han dejado siete muertos en las últimas 24 horas en Caracas, la capital.
Anoche, se informó que el gobierno venezolano solicitó a la red social Twitter una investigación por el envío irregular de “tweets” desde la cuenta de Chávez. Las autoridades presumen el “hackeo” de la cuenta, @chavezcandanga.
José Vales corresponsal, El Universal, 26 de septiembre.
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