“No es suficiente con que estén abiertos a la noción, tienen que especificar qué quieren decir con ello. Esto hay que aclararlo en Cancún”, afirmó Hedegaard en una conferencia de prensa en la cumbre que tiene lugar en esa ciudad costera mexicana.
China, según diversas fuentes diplomáticas, ha aceptado el principio de que hacen falta mecanismos de seguimiento, reporte y verificación (MRV) de las emisiones, pero por el momento no entra en los detalles de la discusión porque considera que ello podría suponer una injerencia en sus políticas nacionales.
La negociación actual gira en torno a la adopción o no de esos MRV junto a medidas internacionales de construcción de capacidades (ICA, por sus siglas en ingles) por parte de países desarrollados y en desarrollo.
Las ICA son fórmulas para promover habilidades técnicas e institucionales en países en desarrollo y economías en transición para posibilitar una atención efectiva a las causas y efectos del cambio climático.
Hedegaard señaló a la prensa que “China ha dado algunas señales, y es muy importante que al igual que otros países emergentes estén abiertos a las ICA, pero no puede ser sólo a la noción... Hace falta un acuerdo global ambicioso”.
Según la delegación china son los compromisos en mitigación (recortes de emisiones de gases causantes del efecto invernadero, GEI) de las naciones avanzadas los que se deberían someter a esquemas de MRV.
La comisaria agregó que son “esenciales” los avances en transparencia “para generar confianza entre los socios y lograr los objetivos”.
ESTADOS UNIDOS. A su vez, Estados Unidos insistió en que cualquier documento sobre reducción de emisiones de gases contaminantes vinculante que se acuerde en la Cumbre del Cambio Climático de Cancún debe incluir “a todos” particularmente a las potencias economías emergentes.
“Tenemos una posición consistente en esto y es que cualquier cosa que se diga sobre un acuerdo vinculante en el futuro debe aplicar al menos a todos los grandes países, incluidas China, India, Brasil y otros”, dijo en una conferencia de prensa el jefe de la delegación estadunidense en la COP-16, Todd Stern.
KIOTO. El diplomático señaló además que se deben evitar situaciones como la del Protocolo de Kioto (1997), que incluye responsabilidades vinculantes para los países en desarrollo, “pero se mencionan de una manera tan general que en realidad no se convierten en obligaciones reales”.
“Si nosotros firmamos obligaciones vinculantes, lo mismo debe servir al menos para las economías emergentes”, reiteró.
La comisaria europea se refirió a otro de los asuntos espinosos de la negociación, la prórroga o no del Protocolo de Kioto (1997) y que expira en dos años, para señalar que “si no fuera por la Unión Europea, Kioto ya estaría muerto”.
Sobre ese punto también hay divergencias, ya que Kioto no ha sido ratificado por algunos países como Estados Unidos y China, los mayores contaminadores del planeta, y se debate si esa prórroga debe ser jurídicamente vinculante también para las economías emergentes, en especial para las grandes como China, India o Brasil.
El Protocolo de Kioto es un tratado por el que 37 países industrializados y la Unión Europea se comprometieron a reducir sus emisiones de CO2 en una media del 5 por ciento con respecto a 1990 entre 2008 y 2012.
Por su parte Stern aconsejó “no dejarse arrastrar año tras año” en busca de un acuerdo vinculante a costa de no alcanzar avances en Cancún en áreas en las que ya existe un consenso entre las partes.
LO QUE AVANZA. En ese sentido, el estadunidense instó a lograr en los tres días de cumbre que quedan acuerdos respecto a la transferencia de tecnología, el fondo de ayuda a los países en desarrollo un programa de adaptación y un mecanismo para evitar la degradación forestal (REDD, sigla en inglés).
También resaltó la importancia de que las reducciones de emisiones prometidas por los diferentes países en la anterior cumbre de Copenhague se inserten en el texto que se apruebe en Cancún.
“Son compromisos serios, aunque no sean vinculantes, que importan mucho a los gobiernos y tienen la intención de cumplirlos, así que incluyámoslos en el acuerdo y pongamos en marcha mecanismos de transparencia” para verificar su cumplimiento, señaló el jefe de la delegación estadunidense.
Para Connie Hedegaard la evaluación general es que aunque ha habido avances en adaptación y transferencia de tecnologías, hay todavía brechas importantes. “No hay señal de progreso sobre los temas cruciales”.
No obstante reconoció que “faltan muchas horas” hasta el fin previsto de la negociación, el 10 de diciembre, y que también “hay fuerzas muy constructivas, pero está en juego el multilateralismo”.
“Este es el único proceso que tenemos. Hay que hacer algo porque salir de aquí sin nada, no es una opción política”, dijo Hedegaard, que señaló que “cuanto más se avance en Cancún, mayores serán los logros de Durban” (Sudáfrica), en donde los países se reunirán de nuevo en 2011 para finalizar el proceso negociador.
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