Migrantes narran ataque de grupo armado a tren

Bloquearon las vías con troncos y piedras. Una docena de hombres con machetes y armas largas subieron al tren en el que viajaban los indocumentados y comenzaron a golpearlos, sin importarles que entre ellos también hubiera mujeres y menores; les quitaron sus pertenencias y se los llevaron. Esta es la declaración de 13 testigos clave que lograron huir del secuestro masivo y que hoy están bajo protección.

Juan José García, vicecanciller de El Salvador, en conferencia de prensa describió así el secuestro de 50 migrantes perpetrado el 16 de diciembre, en Ixtepec, Oaxaca —en la zona conocida como Chahuites—, a partir de testimonios de migrantes que escaparon y que fueron recabados por personal de sus oficinas consulares como evidencia de que el plagio colectivo sí sucedió.

El funcionario salvadoreño comentó que, el jueves pasado, el tren carguero en el que se transportaban las víctimas partió a las 20:00 horas de la ciudad de Arriaga, en Chiapas, y en él viajaban aproximadamente 200 personas.

Alrededor de las 23:00 horas, unos 12 empleados del Instituto Nacional de Migración (INM), acompañados por una veintena de policías federales y elementos del Ejército, realizaron un operativo en el que aseguraron a 92 migrantes, uno de ellos salvadoreño. Diez minutos después, los asaltaron.

Autoridades de la PGR dijeron que los 13 testigos del caso están bajo protección, luego de que desde la tarde del martes fueron trasladados del Albergue del Migrante, en Oaxaca, a la ciudad de México, para garantizar su seguridad.

El representante del albergue Hermanos en el Camino —ubicado en Ixtepec, Oaxaca—, el sacerdote Alejandro Solalinde, confirmó que fueron amenazados de muerte en dos ocasiones.

Contrario a lo que las autoridades federales han dicho, en el sentido de que el tren no fue detenido en Chahuites, uno de los migrantes que logró escapar entre la maleza, Pedro “N”, relató que “el tren se detuvo, tuvimos que saltar las vías. Cuando escuchamos los tiros, saltamos y nos echamos a correr”.

En entrevista, mencionó que “todo fue como un relámpago: corrimos y gracias a Dios aquí estamos. Cuando sonaron los tiros, la gente corrió, nos perdimos; sucedió rápido, le puedo decir que todo fue en segundos”.

Silvia Otero y Olga Rosario Avendaño, El Universal, 23 de diciembre.