"¿Quién da más por este bonita isla del Pacífico?"; "nos quedan tres globos con aire, llévelos ahora"; "tenemos árboles de 10 metros en oferta"; "ordene ahora su vaso con hielo antes que se derrita", ofrecían.
Michael Davison, de la agrupación Jóvenes para las Naciones Unidas, lamentó que no hubiera delegados oficiales presentes para escuchar su protesta.
"Me parece que la logística interna de cada sede ha sido muy buena, pero es una lástima que los edificios estén separados y lejos unos de otros. Eso ha limitado mucho nuestro acercamiento a las negociaciones oficiales", comentó.
Mauricio Buitrón, de la campaña 350.org, anticipó que en la segunda semana de discusiones de la cumbre se restringirá todavía más el acceso al hotel Moon Palace, principal sede oficial, por lo que será más difícil que se escuchen sus propuestas.
"Es verdad que en Copenhague la cercanía en la ubicación entre ONG y delegaciones oficiales entorpeció mucho la logística de la reunión, pero tampoco ha sido lo ideal que ellos estén en un lugar y nosotros a 15 minutos en otro", apuntó.
Adriana Alatorre enviada, Reforma, 3 de diciembre.
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