El puente de las ilusiones

Un grupo interpreta música de banda sinaloense en los patios del CEN del PRI, mientras los trabajadores hacen guardia a la espera del candidato Enrique Peña Nieto. Algunos no dejan de agitar las matracas, otros resoplan fastidiados unas cornetas pequeñas, unos más beben cervezas en las aceras y otros ensartan banderines de su central obrera en los traseros de sus compañeros.

Así, entre tragos y albur, la clase trabajadora en México celebra su día. Es 1 de mayo, los mártires de Chicago han quedado muy atrás y sepa quiénes fueron; ahora lo importante no es el desfile, sino la presencia del candidato presidencia en la fiesta laboral.

Adentro, en el Auditorio Plutarco Elías Calles, poco más de mil obreros intentan pasar el rato mientras esperan a Peña Nieto. Los de la CTM, gran mayoría, echan porras y se dan el lujo de silbar como para ver a qué hora empieza todo. Los de la Cocem y la CTC lanzan las suyas, pero son apabullados.

Al frente, en el escenario, van tomando asiento los líderes obreros. Abundan los cabellos entrecanos y teñidos y las gafas de aumento que hacen ver más grandes las miradas severas.

-"Van a ver al candidato", se intenta reconfortar a un bigotón de la maquiladora Tráiler, de Coahuila.

-"Eso sí", murmura y agrega que espera el anuncio de un aumento salarial.

-"Pero no es presidente", se le aclara.

-"Pero lo va a ser", contesta, convencido, y da vuelta a la matraca. "Pinche puente, ¿a poco no?. Así es siempre".

40 minutos de retraso del candidato presidencial, quien literalmente llega corriendo y entra al escenario junto al presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell; el líder del Congreso del Trabajo, Joaquín Gamboa Pascoe, y la candidata a Jefa de Gobierno Beatriz Paredes.

El líder priista se pone emotivo en su participación: "En su abrazo sincero (el de Peña) cabemos todos", dice. Los trabajadores atrapan la frase en el aire, la reconstruyen y carcajean. Beatriz habla sobre las instituciones emanadas del priismo y don Gamboa es el gran intermedio. Hasta sus compañeros ríen y hacen ruidos cuando el viejo y pálido líder titubea al dar el nombre del partidazo; cuando echa de gritos para que lo escuchen o le llama "hermosa dama" a Beatriz Paredes, así como al evocar que al líder nacional del PRI lo conoció de joven.

"¡Qué nos pueden contar a nosotros de los problemas económicos de México si somos los que más hemos sufrido!", grita Pascoe con orgullo herido y todos aplauden.

En su mensaje, Enrique Peña Nieto les recuerda qué años ha vivido México y dice que con él les irá mejor, que primero las reformas -las mismas que el Congreso del Trabajo se resiste a aceptar- y pide apoyo. Y se va tras su discurso.

"¿Y el aumento? ¿No iba a anunciarlo?", le pregunta una trabajadora a su acarreador y él no contesta: "Vámonos saliendo, vámonos. Derechito".

La chica se junta con otra de sus compañeras, que casi la reprende por su ingenuidad: "Puras ilusiones, ya sabes".

 
 
La propuesta
 
Reunido con líderes de trabajadores, el candidato ofreció que de llegar a la Presidencia hará valer los intereses de ese gremio.

· Implementar seguros para cubrir los riesgos de trabajadores y de desempleo temporal, así como pensiones para el retiro
 
· Hacer una alianza permanente con los trabajadores
 
· Crecer más del 6 por ciento anual, tras aprobarse las reformas estructurales


Daniel de la Fuente, Reforma, 2 de mayo.

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