Acecha el abstencionismo la elección del 2009

"El descrédito de la democracia, desgraciadamente, constituye un grave peligro para la viabilidad futura de este sistema político, porque va acompañado de la tentación autoritaria que se plantea como una alternativa real a aquella".

Lorenzo Córdoba, coordinador del área electoral del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM


El espectro del abstencionismo acecha todo proceso comicial en México y autoridades, partidos y medios electrónicos, la tercia de mayor influencia en el votante, han abandonado su compromiso con los ciudadanos, advierten consejeros y expertos.

Las estadísticas no mienten: desde las votaciones de 1994, cuando se registró el más alto porcentaje de participación ciudadana en la historia de México, con casi 80%, el fenómeno ha tenido una tendencia al alza, sólo interrumpida en las presidenciales del 2000 y el 2006.

Pero en la intermedia del 2003, la afluencia a las urnas alcanzó el índice más elevado porque sufragaron sólo cuatro de cada 10 ciudadanos con derecho a voto.

Así las cosas, como los comicios presidenciales son más atractivos para los votantes, para el 2009 está en riesgo la democracia participativa.

Mientras los partidos han entrado en una vorágine de crisis, el IFE se mantiene entrampado en el impacto de la reforma electoral, sin siquiera tener en mente una eficiente campaña de educación cívica, y los medios electrónicos esperan momento para cobrar la factura.

Consejeros del IFE y expertos admiten su preocupación por el creciente abstencionismo, tanto a nivel federal como local. Hidalgo, estado que celebró comicios el pasado 24 de marzo, prendió aún más los focos rojos de alarma: 64% de inasistencia a las urnas.


Un fracaso de los actores políticos.

A Lorenzo Córdoba, coordinador del área electoral del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, le preocupan demasiado las tendencias y cuestiona a la autoridad electoral por claudicar en sus tareas de educación cívica y descuidarlas durante los últimos cuatro años, como las elecciones infantiles.

Advierte que el fenómeno significa un fracaso "en todos sus términos" para actores políticos, instituciones electorales y sociedad en su conjunto.

De hecho, comenta que a pesar de que el del 2006 fue un proceso altamente competido y novedoso en cuanto al tono denostativo entre contendientes y el resultado final, si se compara con los dos comicios presidenciales anteriores "ni siquiera esos elementos revirtieron una tendencia generalizada a la baja en la participación electoral".

Precisa tres factores decisivos que podrán incidir negativamente en este fenómeno: la crisis en los partidos políticos, "unos más que otros y como consecuencia de la resaca democrática interna"; la naturaleza de la elección, o sea si es intermedia o presidencial, y que la del 2009 será la primera bajo las nuevas normas derivadas de la reforma.

"El descrédito de la democracia, desgraciadamente, constituye un grave peligro para la viabilidad futura de este sistema político, porque va acompañado de la tentación autoritaria que se plantea como una alternativa real a aquella", alerta.

Los consejeros electorales Virgilio Andrade y Andrés Albo asumen que el abstencionismo será uno de los mayores retos para el IFE y todos los actores políticos, y por tanto corresponsabilizan a los partidos y candidatos para involucrarse en el esfuerzo para llevar a los ciudadanos a las urnas.
Nota de Humberto Ortiz, El Economista, 21 de abril.

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