Al mismo tiempo, la Procuraduría General de la República tomó conocimiento del caso y sólo está a la espera de que la Procuraduría General de Justicia de Baja California envíe un desglose de la investigación que inició, y que seguramente en el ámbito federal se seguirá por delincuencia organizada y portación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea.
De acuerdo con las autoridades, hasta el momento no hay evidencia que haga presumir que detrás de la balacera, ocurrida la madrugada del sábado, hayan participado miembros del cártel de Sinaloa, pues es una plaza que no ha podido penetrar durante décadas.
Asimismo, trabajan en la identificación de cada una de las víctimas, entre los que se dice hay agentes estatales y un federal, además de que se cree que otra de las personas que ahí cayeron es Luis López Uriarte, El Muletas, hombre de confianza de El Teo.
Indicaron que hay elementos para suponer que la gresca derivó de la ejecución del ex policía Carlos Acosta Ibarra, El Big Boy, también integrante del cártel de Tijuana.
Subrayaron que dos presuntos gatilleros que resultaron gravemente heridos y que permanecían internados en el Hospital General de esa localidad, murieron este domingo, con lo que suman 15 personas las fallecidas.
Respecto a la presencia de militares, señalaron que éstos empezaron a llegar por tercera ocasión, luego de que en 2007 fueron comisionados para devolver el orden en Tijuana, acciones que se reforzarán con las secretarías de Marina y Seguridad Pública federal, y la PGR.
En marzo pasado, Gustavo Rivera Martínez, El EP1, fue detenido por el Ejército mexicano; este personaje no sólo era el hombre de mayor confianza de los hermanos Arellano Félix y encargado de las finanzas de la organización, sino también el principal jefe de sicarios del cártel de Tijuana.
Lo anterior se desprende de las investigaciones practicadas por autoridades mexicanas y estadunidenses que describen a este personaje como violento y diestro en el manejo de las armas de fuego, además de que tejió una red de protección en la que están involucrados muchos policías de Baja California, así como federales.
Después de la detención de Francisco Javier Arellano Félix, El Tigrillo, y de Arturo Villarreal, El Nalgón, ocurrida el 14 de agosto de 2006 frente a las aguas internacionales de la citada entidad, Rivera Martínez tomó el control de las células que encabezan Teodoro García Simental y Jorge Briceño López, bajo el consentimiento de los cabecillas de la agrupación.
Estos jefes de sicarios sólo tenían la protección de Villarreal, aunque El EP1 era mejor visto por los hermanos Arellano Félix, debido a su habilidad para las finanzas y al don de mando.
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