Carstens: la reforma no implica un costo mayor

WASHINGTON.— El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, dijo que la iniciativa de reforma energética no debería provocar “un costo mayor” al Estado, al disminuir los recursos que recibe de Petróleos Mexicanos, su principal fuente de ingresos.

“La reforma significa mayor flexibilidad, autonomía de gestión y un entorno de más transparencia y gobierno corporativo; en sí, no debería generar un mayor costo”, advirtió. “A mediano y largo plazos es muy importante un Pemex que coadyuve al desarrollo del país, y por eso es esencial fortalecerlo, porque en la medida en que se consolide, los ingresos del país serán mayores”.

En conferencia de prensa al cierre de la reunión de primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, Carstens dijo que hay otras propuestas para dar a Pemex mayor autonomía en el uso de recursos excedentes.

“Al final del día es muy importante esa inversión, porque la empresa necesita más recursos; es necesario invertir en exploración y desarrollo, y si lo que ha motivado esta reforma es que las reservas probadas no han aumentado, es vital que aumenten y que se incremente por más tiempo la capacidad de producción”.

Sobre la recesión en Estados Unidos y la corrección a la baja en su crecimiento, dijo que la percepción en la reunión es que se trata de una consideración exagerada y que ese fenómeno no será tan pronunciado como ha previsto el Fondo Monetario Internacional.

Dijo que en el caso de México no existen razones para modificar el pronóstico de crecimiento en la economía porque las cifras observadas hasta el momento van por buen camino “y hasta este momento la Secretaría de Hacienda sostiene la previsión de 2.8%”.

La reunión primaveral del FMI y el Banco Mundial fue dominada por tres temas que ayer, en la clausura, volvieron a provocar discusiones y llamadas de atención de distintos países: la recesión económica de Estados Unidos, la crisis financiera global, el incremento en los precios de los alimentos y combustibles y los riesgos que significan para el estallido de conflictos sociales y políticos, y la urgencia de una nueva política alimentaria impulsada por los países más poderosos para evitar un retroceso de por lo menos siete años en el combate a la pobreza universal.

En declaraciones al final de la asamblea, Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, se refirió al cambio climático, otro de los temas recurrentes en la reunión, y dijo que no funcionará si es considerado como parte de un club de países ricos.

Dominique Strauss-Khan, director del Fondo Monetario Internacional, se refirió a la crisis profunda que puede provocar el alza en los precios de combustibles y alimentos. Dijo que todos los avances logrados en materia de pobreza pueden ser rápidamente destruidos, no sólo porque este fenómeno provocará inflación, sino porque podría ocasionar perturbaciones del entorno macroeconómico en los saldos comerciales y un déficit de 1% o más del Producto Interno Bruto en varios países que se traduce en desequilibrios en cuenta corriente con preocupaciones en aspectos monetarios.

“Esto puede tener consecuencias en la democracia; algunos países ya padecen las críticas comprensibles de la gente en la calle. Es lo que está en juego: hay gente que puede morir de hambre”, advirtió.
Nota de Wilbert Torre, El Universal, 14 de abril.

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