“El cinturón plegado, desprotegido”

La secretaria de Energía, Georgina Kessel Martínez, reconoció que sólo en el área de Hoyo de Dona, en el límite marítimo transfronterizo con Estados Unidos, existe un tratado que nos protege del efecto popote. “En el resto de de la frontera marítima con Estados Unidos y Cuba, México está desprotegido y corre el riesgo de perder parte del crudo que compartimos y que es propiedad de los mexicanos, puesto que ahí se va a iniciar, antes que en cualquier otro lado, la explotación de crudo compartido”, manifestó.

En entrevista la encargada de la política energética de México explicó que en la región conocida como Cinturón Plegado Perdido —en donde no existe ningún tipo de tratado— empresas como la angloholandesa Shell iniciarán, a finales de 2010, la explotación de los yacimientos que compartimos sin que podamos evitarlo.

“Ellos van a empezar a producir en ese año”, por eso cobra relevancia dotar de facultades a Pemex para que pueda salir a negociar la explotación óptima y conjunta de este tipo de yacimientos, “porque si no hacemos nada, tengo la seguridad de que vamos a perder parte del crudo que nos pertenece”. —¿Ya hay acercamientos con las empresas del lado estadounidense? —se le cuestionó.

—El actual marco legal no le permite a Pemex salir a realizar ningún tipo de negociación. A finales de 2006, la empresa angloholandesa anunció planes para desarrollar aguas ultraprofundas del golfo de México.

Shell Offshore Inc. informó en ese momento que esperan su primera producción a finales de 2010, en volumen aproximado a los 130 mil barriles diarios de petróleo crudo equivalente. De hecho, el gobierno federal ha venido mostrando preocupación por la intensa actividad que se ha registrado en los últimos meses del lado estadounidense en los límites marítimos con México.

La titular de la Sener explicó que esa preocupación está reflejada en la iniciativa de reforma energética que el presidente Felipe Calderón envió al Senado. En el documento se establece que la explotración unilateral de estos yacimientos implicaría apropiarse de hidrocarburos que, en toda justicia, deberían ser divididos proporcionalmente entre los países involucrados, en este caso México y Estados Unidos.

La información recabada por el gobierno federal en materia de yacimientos transfronterizos indica que, dada la naturaleza geológica de este tipo de yacimientos, la extracción de hidrocarbursos propiedad de la nación sí puede realizarse desde el otro lado de la frontera, sin invadir el espacio de jurisdicción mexicana, lo cual constitutye una situación preocupante para el país, “puesto que México, de no actuar ahora, puede perder tiempo de manera significativa la posibilidad de aprovechar adecuadamente los recursos existentes en yacimientos tranfronterizos, los cuales podrían asciender, tan sólo en Perdido, a casi 8 mil millones de barriles (equivalente a 80% de las reservas probadas actuales).

Kessel Martínez comentó al respecto que en la región del Cinturón Plegado Perdido, en la jurisdicción de Estados Unidos, existen dos campos próximos a iniciar su producción: Great White (ubicado a nueve kilómetros de la frontera con México) y Trident (ubicado a seis kilómtros), las fechas programadas de inicio de producción de estos campos son 2010 y 2014, respectivamente.

Cabe mencionar que actualmente existe la tecnología para direccionar pozos de manera horizontal hasta por 11 kilómetros, es decir, primero se perfora verticalmente y luego se coloca tubería horizontalmente, lo que implica un potencial de riesgo de pérdida de hidrocarburos, puesto que con esa tecnología en esos dos campos podría fácilmente invadirse territorio mexicano.

En la explotación del Great White, Shell mantiene coinversiones con las multinacionales Chevron y British Petroleum, con quienes Pemex también tendría que negociar.

La secretaria de Energía señaló que, si se aprueba la reforma, los arreglos a nivel internacional implicarán determinar una explotación óptima del yacimiento para evitar una baja de presión del lado mexicano; si empieza la producción del otro lado, “para nosotros es pérdida de presión y obtener crudo a mayores costos”, alertó.

Buscamos, añadió Kessel Martínez, coordinar la explotación con el fin de evitar que uno de los lados se beneficie más que el otro.
Nota de Noé Cruz Serrano, El Universal, 14 de abril.

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