El ayuno iniciado la noche del domingo en el Senado dividió a los legisladores del PRD.
La madrugada del lunes, el senador Ricardo Monreal se molestó porque la protesta se llevó al patio de Xicoténcatl y no se continuó en la tribuna.
"Éste es el símbolo. Éste y no el patio, que es como el estacionamiento", dijo el zacatecano a Yeidckol Polevnsky, mientras golpeaba el estrado con el dedo índice.
Impulsado por "Los Chuchos", la corriente contraria, Izquierda Unida, rechazó participar en el ayuno.
La inconformidad con la medida también surgió durante una reunión de evaluación, donde el senador Héctor Bautista pidió avisar del encuentro a los legisladores que estaban en el ayuno.
"Yo llevo siete huelgas de hambre y sé que hay muchos que al final llegan a esquirolear, y no me parece, no me parece, son unos esquiroles", gritó Rosario Ibarra mientras pegaba con el puño cerrado sobre su escritorio.
Acto seguido, la senadora abandonó el salón.
En San Lázaro, diputados identificados con López Obrador consideran innecesario la acción de Nueva Izquierda.
"Digamos que por cortesía política no rechazamos el ayuno, pero nosotros no estamos de acuerdo y pedimos que sólo fuera voluntario; por supuesto que no vamos a participar, sólo estaremos en el pleno", señaló Alejandro Camacho.
José Antonio Almazán, quien el domingo fue el único legislador de Izquierda Unida que acató el acuerdo del Consejo Nacional perredista, abandonó el ayuno en el Senado y regresó a San Lázaro.
Por la noche, luego de 26 horas de ayuno, senadores y diputados perredistas decidieron levantar la huelga de hambre, con el argumento de que no tiene sentido mantener la protesta, luego de que se gestó un evidente acuerdo entre el PRI, el PAN y el PVEM para sacar adelante el debate en un formato que excluye al FAP.
Los legisladores acordaron poner fin al ayuno "para no quedar anclados" en el patio del Senado, y reunirse en las plenarias para convenir las acciones de resistencia que sean necesarias.
La madrugada del lunes, el senador Ricardo Monreal se molestó porque la protesta se llevó al patio de Xicoténcatl y no se continuó en la tribuna.
"Éste es el símbolo. Éste y no el patio, que es como el estacionamiento", dijo el zacatecano a Yeidckol Polevnsky, mientras golpeaba el estrado con el dedo índice.
Impulsado por "Los Chuchos", la corriente contraria, Izquierda Unida, rechazó participar en el ayuno.
La inconformidad con la medida también surgió durante una reunión de evaluación, donde el senador Héctor Bautista pidió avisar del encuentro a los legisladores que estaban en el ayuno.
"Yo llevo siete huelgas de hambre y sé que hay muchos que al final llegan a esquirolear, y no me parece, no me parece, son unos esquiroles", gritó Rosario Ibarra mientras pegaba con el puño cerrado sobre su escritorio.
Acto seguido, la senadora abandonó el salón.
En San Lázaro, diputados identificados con López Obrador consideran innecesario la acción de Nueva Izquierda.
"Digamos que por cortesía política no rechazamos el ayuno, pero nosotros no estamos de acuerdo y pedimos que sólo fuera voluntario; por supuesto que no vamos a participar, sólo estaremos en el pleno", señaló Alejandro Camacho.
José Antonio Almazán, quien el domingo fue el único legislador de Izquierda Unida que acató el acuerdo del Consejo Nacional perredista, abandonó el ayuno en el Senado y regresó a San Lázaro.
Por la noche, luego de 26 horas de ayuno, senadores y diputados perredistas decidieron levantar la huelga de hambre, con el argumento de que no tiene sentido mantener la protesta, luego de que se gestó un evidente acuerdo entre el PRI, el PAN y el PVEM para sacar adelante el debate en un formato que excluye al FAP.
Los legisladores acordaron poner fin al ayuno "para no quedar anclados" en el patio del Senado, y reunirse en las plenarias para convenir las acciones de resistencia que sean necesarias.
Nota de Claudia Guerrero y Claudia Salazar, Reforma, 15 de abril.
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