Ir de compras, un juego de malabares

El cotidiano acto de comprar, en Cuba es un enloquecedor juego de malabares que abarca desde las ventas subvencionadas por el Estado hasta la comercialización de productos y servicios en una divisa creada por el gobierno, que “vale más” que el dólar estadunidense, sólo circula en la isla y no es la moneda en que cobra la mayoría de los cubanos.

Un televisor Sony de 25 pulgadas, con tres años de garantía, se vende hoy a 685.95 pesos cubanos convertibles (cuc), unos 740 dólares, sin que medie sistema alguno de ventas a plazos, porque las autoridades lo consideran “un mal del consumismo capitalista”. Un refrigerador LG oscila entre 700 y 800 cuc. Un cuc se cotiza a 1.08 dólares.

Sin embargo, un televisión chino marca Panda de 19 pulgadas, asignado en pocas cantidades a trabajadores “vanguardias” o a casos de “asistencia social” cuesta cinco mil pesos nacional (pn), unos 200 cuc (216 usd). En estas ventas, los precios están subvencionados y, además, se puede disponer de un préstamo bancario con bajo interés.

En la isla se compra un batido de frutas en pn o cuc y al compás de esa doble moneda corren los autos de alquiler, el transporte colectivo y el gigantesco mercado negro. Para los extranjeros, es un verdadero dolor de cabeza descifrar en qué moneda pagar, los que desembarcan por pocas horas en turismo de crucero pierden dinero en cada compra, y para los cubanos, es una carga pesada y cotidiana.

El salario medio apenas llega a 408 pn (16 cuc), al que indirectamente se le suman todas las subvenciones que rigen en el país, entre ellas, una canasta mensual de productos básicos que alcanza para dos semanas y le cuesta a una familia de tres integrantes unos 40 pn al mes, 1.60 cuc (1.72 dólares). Un médico especialista, que representa a uno de los sectores públicos emblemáticos y es componente fundamental de la exportación de servicios con las que la isla paga sus compras de petróleo a Venezuela a precios nobles, ingresa al mes en su país 800 pn (32 cuc); un campesino que vende frutas al sector turístico ahorrando importaciones puede embolsarse cuatro mil pn a la semana, 640 cuc al mes.

En Cuba la leche se distribuye en forma racionada y a precios ínfimos para niños menores de siete años, ancianos y otros sectores sociales desprotegidos. El acto de disfrutar por los demás un café con leche cuesta caro. Mil gramos de leche en polvo vale 6.20 cuc, unos 155 pn.

El lujo de cocinar con aceite de oliva importado sale a 5.85 cuc la botella de 500 ml, más de 146 pn. El más barato de los dvd que comenzaron a venderse libremente el martes cuesta 119 cuc (Philips), lo que representa dos mil 970 pn, es decir, tres veces el salario mensual de un médico. La mayoría de estos productos se venden con un gravamen de 140% de su valor a fin de subvencionar sectores públicos.

De ahí que los cambios económicos que encabeza el gobierno del presidente Raúl Castro comenzaran por las zonas rurales, poniendo el acento en los campesinos privados y cooperativistas, que con un tercio de la tierra cultivable generan 70 por ciento de los productos agrícolas. En tanto, se busca eliminar la doble circulación monetaria, devolviéndole al salario su capacidad de palanca económica (que perdió hace mucho tiempo), en un proceso largo y complicado.

Reformas

Raúl Castro adoptó una serie de reformas que afectan directamente al ciudadano común desde que asumió la presidencia el 24 de febrero. Los cubanos pueden ahora:

—Tener teléfonos celulares.

—Quedarse en hoteles de lujo o usar sus gimnasios, sus peluquerías y otras instalaciones si pueden pagar por esos servicios.

—Visitar playas que les estaban vedadas.

—Alquilar autos.

—Comprar reproductores de DVD y otros electrodomésticos; pronto saldrán a la venta computadoras.

—Cultivar productos como café y tabaco en tierras del Estado que no están siendo explotadas. Los agricultores podrán comprar lo que necesiten en negocios del Estado sin necesidad de permisos especiales.

Además, hay varias medidas nuevas bajo estudio:

—Permitir el libre desplazamiento dentro del país y tal vez al exterior.

—Aumentar el poder de compra del peso, la moneda con que se paga a los cubanos.

—Reducir la
s restricciones a la libre empresa, lo que permitiría a la ciudadanía abrir pequeños comercios.
Nota de Manuel Juan Somoza en La Habana, Milenio, 4 de abril.

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