Tal determinación la adoptó la máxima instancia de ese partido entre congreso y congreso, gracias al quórum que hicieron los militantes afines a Ortega, de las corrientes Nueva Izquierda, Alternativa Democrática Nacional, parte del Grupo Acción Política y parte de Foro Nuevo Sol, ya que no asistieron las corrientes coaligadas en Izquierda Unida, que respaldan a Alejandro Encinas a la presidencia perredista.
En un discurso, Ortega consideró “absurdo e insensato” que en las condiciones tan difíciles del país y de ese partido, “existan dirigentes que se resistan a que se reúna el máximo órgano de dirección y de conducción del PRD”, en alusión a los simpatizantes de Encinas.
Señaló que ese partido, por convicción y por principios, se opone a la privatización de Pemex, “pero con la misma energía el PRD se opone a los que intentan privatizar la lucha contra la privatización de Pemex”.
Agregó: “la defensa de Pemex no es patrimonio de ninguna organización ni de ningún individuo; no es patrimonio de nadie, es deber de toda la izquierda”.
Aseguró que “Pemex no se defiende sólo en el Zócalo, sino en todo el territorio nacional”.
En tanto, Ruth Zavaleta lamentó: “se nos exige actuar como agitadores sociales, en lugar de actuar como legisladores”, y llamó a sus correligionarios a definir qué es lo que se quiere como partido, sin que se les señale como “traidores”.
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