Comienza a caer la tarde de viernes en la casona de Xicoténcatl y en el Palacio Legislativo de San Lázaro, y un menguado y fracturado Frente Amplio Progresista arría banderas de beligerancia, abandona la plaza tomada hace 16 días.
La misma escena en las dos cámaras y la fractura es evidente. No más de 60 diputados —de 157 del PRD, PT y Convergencia— y un puñado de senadores frentistas gritan "¡triunfamos, triunfamos!".
Se repliegan, rumian el acuerdo arrancado a fuerza de presiones y amenazas y plantones, porque ya otean la segunda parte del libreto redactado en el centro de operaciones que comanda Andrés Manuel López Obrador.
¡Y cómo no! La diputada convergente Layda Sansores, enfundada en albo disfraz de trabajadora petrolera, no se aguanta las ganas de seguir en esta rumba de la banderita y advierte: "Si se intentara otro albazo y se rompiera la palabra pactada para el debate, no descartamos otra toma de tribuna".
Y mientras en el salón de plenos del Senado perredistas, petistas y convergentes lo abandonan, luego de que sus coordinadores Carlos Navarrete, Alejandro González Yánez y Dante Delgado, de la mano de sus contrapartes en la Cámara baja, Javier González Garza, Ricardo Cantú y Alejandro Chanona, anunciaron el parto del acuerdo, en el de San Lázaro se aprestan a cargar curules. Fracturados, divididos.
La semana pasada comenzó a desgranarse el FAP. Los apologistas de Andrés Manuel dudaron, se burlaron de la información.
Pero diputados perredistas de la corriente Nueva Izquierda plantearon su hartazgo. Y hace dos días lo evidenciaron dos de ellos y fueron al pleno camaral y votaron una reforma que no gustó a la corriente bejaranista, es decir, al lopezobradorismo.
Ayer en dos escenarios, al cuarto para las dos de la tarde, mientras el senador Navarrete leía el documento del triunfamos y con un "gracias muchachos de los medios", desprendía un mentís a eso del cerco informativo que López Obrador acusa, el mismo texto circulaba en San Lázaro.
Sin duda estaba planchado el acuerdo, pero sin duda este FAP no era el mismo de hace dos semanas. Fracturado proclamaba su victoria al haber logrado el debate nacional en torno de la Reforma Energética.
Se repliegan, porque mañana en el Zócalo, bajo la batuta de Andrés Manuel López Obrador, iniciarán lo que llaman "nueva lucha". En el patio central de la casona de Xicoténcatl se ufanan una y otra vez de su unidad, con la que dicen lograron la victoria en este movimiento en pos del debate nacional.
—¿El debate es una vacilada, como dijo López Obrador?, se pregunta a Alejandro González Yánez.
Diplomáticamente el legislador petista evadió la pregunta y dijo que Andrés Manuel siempre estuvo de acuerdo con el debate, e incluso lo propuso.
En los dos recintos, petistas, perredistas y convergentes cantan el Himno Nacional y reiteran que mañana saldrán e iniciarán una nueva lucha porque, como siempre, dicen que no pueden confiarse.
Los diputados frentistas arrían sus banderas tricolores y su beligerancia y destraban las cadenas de las puertas principales. Lo central, cerca de las dos y media enrollan la enorme lona con la leyenda "Congreso Mexicano, LX Legislatura, CLAUSURADO, en defensa del petróleo y la patria".
Ya se van, ya se van y en su salida se acomiden y cargan curules y despejan espacios.
Contentos y sonrientes corean consignas gastadas de tanto uso. "Con la toma de la tribuna detuvimos el albazo"; "juntos y del brazo detuvimos el albazo"; "éste es el pueblo de López Obrador, ¡cuál es el tuyo espurio Calderón!".
Pero, ¿dónde estaban los diputados de Nueva Izquierda? En la víspera, los lopezobradoristas supieron dónde estaban.
La misma escena en las dos cámaras y la fractura es evidente. No más de 60 diputados —de 157 del PRD, PT y Convergencia— y un puñado de senadores frentistas gritan "¡triunfamos, triunfamos!".
Se repliegan, rumian el acuerdo arrancado a fuerza de presiones y amenazas y plantones, porque ya otean la segunda parte del libreto redactado en el centro de operaciones que comanda Andrés Manuel López Obrador.
¡Y cómo no! La diputada convergente Layda Sansores, enfundada en albo disfraz de trabajadora petrolera, no se aguanta las ganas de seguir en esta rumba de la banderita y advierte: "Si se intentara otro albazo y se rompiera la palabra pactada para el debate, no descartamos otra toma de tribuna".
Y mientras en el salón de plenos del Senado perredistas, petistas y convergentes lo abandonan, luego de que sus coordinadores Carlos Navarrete, Alejandro González Yánez y Dante Delgado, de la mano de sus contrapartes en la Cámara baja, Javier González Garza, Ricardo Cantú y Alejandro Chanona, anunciaron el parto del acuerdo, en el de San Lázaro se aprestan a cargar curules. Fracturados, divididos.
La semana pasada comenzó a desgranarse el FAP. Los apologistas de Andrés Manuel dudaron, se burlaron de la información.
Pero diputados perredistas de la corriente Nueva Izquierda plantearon su hartazgo. Y hace dos días lo evidenciaron dos de ellos y fueron al pleno camaral y votaron una reforma que no gustó a la corriente bejaranista, es decir, al lopezobradorismo.
Ayer en dos escenarios, al cuarto para las dos de la tarde, mientras el senador Navarrete leía el documento del triunfamos y con un "gracias muchachos de los medios", desprendía un mentís a eso del cerco informativo que López Obrador acusa, el mismo texto circulaba en San Lázaro.
Sin duda estaba planchado el acuerdo, pero sin duda este FAP no era el mismo de hace dos semanas. Fracturado proclamaba su victoria al haber logrado el debate nacional en torno de la Reforma Energética.
Se repliegan, porque mañana en el Zócalo, bajo la batuta de Andrés Manuel López Obrador, iniciarán lo que llaman "nueva lucha". En el patio central de la casona de Xicoténcatl se ufanan una y otra vez de su unidad, con la que dicen lograron la victoria en este movimiento en pos del debate nacional.
—¿El debate es una vacilada, como dijo López Obrador?, se pregunta a Alejandro González Yánez.
Diplomáticamente el legislador petista evadió la pregunta y dijo que Andrés Manuel siempre estuvo de acuerdo con el debate, e incluso lo propuso.
En los dos recintos, petistas, perredistas y convergentes cantan el Himno Nacional y reiteran que mañana saldrán e iniciarán una nueva lucha porque, como siempre, dicen que no pueden confiarse.
Los diputados frentistas arrían sus banderas tricolores y su beligerancia y destraban las cadenas de las puertas principales. Lo central, cerca de las dos y media enrollan la enorme lona con la leyenda "Congreso Mexicano, LX Legislatura, CLAUSURADO, en defensa del petróleo y la patria".
Ya se van, ya se van y en su salida se acomiden y cargan curules y despejan espacios.
Contentos y sonrientes corean consignas gastadas de tanto uso. "Con la toma de la tribuna detuvimos el albazo"; "juntos y del brazo detuvimos el albazo"; "éste es el pueblo de López Obrador, ¡cuál es el tuyo espurio Calderón!".
Pero, ¿dónde estaban los diputados de Nueva Izquierda? En la víspera, los lopezobradoristas supieron dónde estaban.
Crónica de Mariana Viayra y Moisés Sánchez Limón, Crónica, 26 de abril.
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