Es el panista Rubén Camarillo, secretario de la Comisión de Hacienda, quien lanza el dardo envenenado contra los fantasmas del pasado, presentes en el patio central de la sede del Senado.
Resiente más el golpe Carlos Tello Macías, cerebro de la nacionalización de la banca al final del sexenio de José López Portillo.
Entre el público está Jesús Silva Herzog, secretario de Hacienda durante esa estatización.
Y Porfirio Muñoz Ledo, secretario del Trabajo con Luis Echeverría y coordinador de la campaña de López Portillo.
También está el secretario de Gobernación con Miguel de la Madrid, Manuel Bartlett Díaz. No se ha perdido ningún foro y pronto acudirá como ponente invitado por la "izquierda".
El invitado de honor al décimo cuarto foro sobre reforma petrolera es el actual secretario de Hacienda, Agustín Carstens.
Consume despreocupado, una a una, las nueces que le colocaron enfrente, mientras observa la andanada de los panistas contra los fantasmas del pasado.
El primero es Rubén Camarillo, quien hace a un lado su lap top para encañonar mejor a los críticos de la propuesta del Ejecutivo.
Alude a la ponencia de Carlos Tello Macías y suelta: "la receta estatista-populista, que se argumenta, es exactamente la misma que ya se aplicó en este país en la década de los setenta y los ochenta".
Pronto Tello se convierte en el blanco favorito de los panistas. El diputado Lorenzo Daniel Ludow Kuri le reprocha: ¿Por qué en su tiempo, como secretario de Programación y Presupuesto se planeó financieramente el desarrollo del país con ingresos petroleros y no con ingresos tributarios?
El neoperredista Arturo Núñez se suma a los reclamos: "ante los grandes yacimientos petroleros descubiertos en los setenta, el entonces Presidente de la República convocó en 78 a los mexicanos para administrar la abundancia. Treinta años después los resultados son desastrosos".
El coordinador del PAN, Gustavo Madero, que comparte mesa con su antecesor, Santiago Creel, pone su granito de arena: "yo he escuchado que vienen y nos proponen aquí que no aprobemos las reformas que envió el presidente Calderón. Y yo me pregunto si esto no es retardatario".
Acaparada la atención por los fantasmas, a Carstens le va bien. Defiende las iniciativas del presidente Calderón y no recibe grandes cuestionamientos de la oposición.
Permanece en su asiento las seis horas que dura el foro, ofrece una conferencia de prensa y deja el recinto parlamentario lleno de inquietos fantasmas que se mueven de un lado a otro.
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