'Temía a ataque del Gobierno'

BOGOTÁ.- Con lucidez, una memoria prodigiosa y pinceladas de humor que salpicaron una extensa rueda de prensa, el recién liberado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Alan Jara, platicó ayer sobre su cautiverio de más de siete años.

El ex Gobernador del departamento del Meta, quien se mostró crítico a la política del Presidente colombiano, Álvaro Uribe, para solucionar el conflicto con la guerrilla, dejó en claro que intentar escapar de las FARC habría equivalido a jugarse la vida e hizo ver, con ironía, que los operativos militares ponen en riesgo la vida de los rehenes.

"Allá era el mundo al revés: la guerrilla protegiéndome y el Ejército disparando. (Recién secuestrado) duré dos meses con mucho temor de que la guerrilla me matara. Ese temor pasó.

"Hace siete años el temor ha sido que el Gobierno me haga matar o me mate, porque en cuatro oportunidades nos cayeron bombas de aviones muy cerca", contó Jara, quien advirtió que ante un intento de rescate militar, los guerrilleros tienen la orden de ejecutarlos.

A los ojos del ex rehén, el Gobierno de Uribe y las FARC han establecido una dialéctica perversa de la que se benefician ambas partes.

El ex Gobernador, de 51 años, fue, según contaron ex rehenes de esa guerrilla, el responsable de que militares y policías secuestrados conservaran las ganas de vivir, a través de animadas clases de ruso e inglés que impartía en la selva. Ambos idiomas los aprendió durante su estancia en Ucrania, en la antigua Unión Soviética, donde se graduó como ingeniero.

"Alan tiene una enorme pasión por la docencia, pero sobre todo una fuerte convicción: que el único bien que nadie ni nada le puede robar a un ser humano es la fuerza de su pensamiento y eso lo llevó a motivar a estos muchachos y a ayudarles a sobrevivir", dijo Claudia Rugeles, esposa del ex rehén.

A través de las clases, que incluían premios imaginarios para aquellos que tuvieran mejor pronunciación o concursos de ortografía, el político ayudó a los militares y a él mismo a sobrellevar el cautiverio.

En los mensajes de supervivencia que envió a su familia, Jara siempre se mostró optimista y ocultó las dolencias que le dejó el paludismo y que en varias ocasiones le impidieron continuar con las clases.

Según la ex rehén Consuelo González, Jara era el "ángel guardián" y el bastión moral de los militares.

"Todas las personas que salen del cautiverio coinciden en que gracias a Alan se ahorraron mucho más dolor", agregó su esposa.

Jara, quien hizo un abierto llamado al Gobierno a concretar un canje para que los prisioneros no se pudran en la selva, enfatizó lo importante que fue para él la amistad.

"Gracias a la amistad de esos hombres, como el General Luis Mendieta o William Donoto, que es mi hermano y con quien estuve 24 horas al día encadenado a un árbol, es que pude resistir", afirmó.

El ex Gobernador también platicó que gracias a la magia de la radio es como "oyó crecer" a su hijo
Octavio Pineda y agencias, Reforma, 4 de febrero.

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