El secretario de Hacienda, Agustín Carstens afirmó ante el pleno de la Cámara de Diputados, que “la gran mayoría de los mexicanos está dispuesta a pagar el nuevo impuesto de dos por ciento al consumo de bienes y servicios, si los recursos se ejercen con transparencia”.
Con esa afirmación, el funcionario defendió ante los legisladores el paquete fiscal propuesto para 2010 por el Ejecutivo, además de que aseguró que por cada peso adicional que paguen los pobres en México por ese gravamen, recibirán 10 pesos por medio de los programas sociales del gobierno.
“La administración del presidente Felipe Calderón no le quiere cobrar impuestos a los pobres”, subrayó ante el embate opositor que de plano le advirtió que “no va a pasar” ese impuesto.
De igual forma, afirmó que el país “no puede vivir en la ficción” de que se le exija una reducción de su gasto sin que haya pérdidas de empleos.
En se sentido, dijo lamentar el despido de 10 mil burócratas, aunque reconoció que algunos de ellos podrán ser reubicados.
Señaló que las medidas de austeridad adoptadas llevará a la reducción de ese número de plazas en las estructuras administrativas, especialmente en los altos mandos, “pero no podemos pretender vivir en una ficción, en la que se le exija al gobierno reducir su tamaño sin que haya pérdida de empleos”, subrayó.
Carstens había iniciando mal y de malas su comparecencia del martes pasado, ya que al rendir juramento de decir la verdad ante el Legislativo, el funcionario lo hizo, zurdo como es, con la mano izquierda al frente, lo que provocó risas y burlas de los diputados, hasta que, advertido de su error por los blanquiazules, rectificó y protestó con la derecha.
Ya en su exposición, el secretario de Hacienda aseguró que “varias encuestas recientes indican que una inmensa mayoría de los mexicanos están dispuestos a pagar una contribución adicional que se destine a combatir la pobreza”.
Con la condición, aseguró, de que los recursos obtenidos se ejerzan con toda transparencia y de manera abierta y si su ejercicio está sujeto al escrutinio puntual de la sociedad, subrayó.
Rechazó que los impuestos que contiene el paquete fiscal propuesto por el presidente Felipe Calderón tengan un carácter regresivo, y explicó que la repercusión es mayor en la población de mayores ingresos.
Carstens demandó a los legisladores revisar “presunciones” y evaluar en todo su mérito la iniciativa para crear la contribución de dos por ciento al consumo de bienes y servicios.
Ofreció que los 70 mil millones de pesos de los recursos que se obtengan por ese impuesto se emplearán de manera transparente, y quedarán sujetos a un mayor control público.
Detalló que esos recursos servirán para apoyar a 34 millones de mexicanos, ya que el fin de ese impuesto es generar recursos para el combate a la pobreza en el país.
Por último, Carstens afirmó que de los 175 mil millones de pesos que recaudará el gobierno por impuestos en 2010, 57 mil millones serán para estados y municipios.
Con esa afirmación, el funcionario defendió ante los legisladores el paquete fiscal propuesto para 2010 por el Ejecutivo, además de que aseguró que por cada peso adicional que paguen los pobres en México por ese gravamen, recibirán 10 pesos por medio de los programas sociales del gobierno.
“La administración del presidente Felipe Calderón no le quiere cobrar impuestos a los pobres”, subrayó ante el embate opositor que de plano le advirtió que “no va a pasar” ese impuesto.
De igual forma, afirmó que el país “no puede vivir en la ficción” de que se le exija una reducción de su gasto sin que haya pérdidas de empleos.
En se sentido, dijo lamentar el despido de 10 mil burócratas, aunque reconoció que algunos de ellos podrán ser reubicados.
Señaló que las medidas de austeridad adoptadas llevará a la reducción de ese número de plazas en las estructuras administrativas, especialmente en los altos mandos, “pero no podemos pretender vivir en una ficción, en la que se le exija al gobierno reducir su tamaño sin que haya pérdida de empleos”, subrayó.
Carstens había iniciando mal y de malas su comparecencia del martes pasado, ya que al rendir juramento de decir la verdad ante el Legislativo, el funcionario lo hizo, zurdo como es, con la mano izquierda al frente, lo que provocó risas y burlas de los diputados, hasta que, advertido de su error por los blanquiazules, rectificó y protestó con la derecha.
Ya en su exposición, el secretario de Hacienda aseguró que “varias encuestas recientes indican que una inmensa mayoría de los mexicanos están dispuestos a pagar una contribución adicional que se destine a combatir la pobreza”.
Con la condición, aseguró, de que los recursos obtenidos se ejerzan con toda transparencia y de manera abierta y si su ejercicio está sujeto al escrutinio puntual de la sociedad, subrayó.
Rechazó que los impuestos que contiene el paquete fiscal propuesto por el presidente Felipe Calderón tengan un carácter regresivo, y explicó que la repercusión es mayor en la población de mayores ingresos.
Carstens demandó a los legisladores revisar “presunciones” y evaluar en todo su mérito la iniciativa para crear la contribución de dos por ciento al consumo de bienes y servicios.
Ofreció que los 70 mil millones de pesos de los recursos que se obtengan por ese impuesto se emplearán de manera transparente, y quedarán sujetos a un mayor control público.
Detalló que esos recursos servirán para apoyar a 34 millones de mexicanos, ya que el fin de ese impuesto es generar recursos para el combate a la pobreza en el país.
Por último, Carstens afirmó que de los 175 mil millones de pesos que recaudará el gobierno por impuestos en 2010, 57 mil millones serán para estados y municipios.
Luciano Franco, Crónica, 17 de septiembre.
0 Responses to "Carstens afirma que la mayoría de mexicanos apoya nuevo impuesto"
Publicar un comentario