Así lo reconoció David T. Johnson, secretario adjunto para Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley, del Departamento de Estado estadounidense, quien realizó una visita de trabajo a México para reunirse con Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal y con la canciller, Patricia Espinosa.
En entrevista, tras reconocer que el poder de los narcotraficantes mexicanos sigue siendo un reto grande para los gobiernos de ambos países, rechazó calificar si en el caso del gobierno del presidente Felipe Calderón se está en el camino correcto o es necesario modificar la estrategia de combate al crimen organizado.
“No voy a plantear dudas, ni criticar el esfuerzo que se está haciendo en un asunto tan difícil; apreciamos el esfuerzo de la policía, de los militares”, dijo.
Recordó que en la lucha contra los cárteles el gobierno de EU está trabajando también bajo la premisa de la responsabilidad compartida, donde su país tiene claro que de su lado también tiene que reducir la demanda del tráfico de drogas como uno de los factores que inciden en las operaciones de los narcotraficantes.
Sobre los retos para México, Johnson dejó en claro que para tener efectos más positivos contra los grupos del crimen organizado, es necesaria la construcción de mejores instituciones y su modernización, contar cada vez más con policías eficientes cuyos elementos estén supervisados permanentemente, aunque reconoció que estas acciones son proyectos a largo plazo.
De hecho, el secretario viajó a la Academia Superior de la Policía Federal —ubicada en San Luis Potosí—, para verificar el proceso de entrenamiento y capacitación de alrededor de 9 mil nuevos elementos, en cuya formación participan más de 60 instructores de diversos países.
Johnson consideró que estas son las nuevas herramientas que permitirán construir instituciones más sólidas, pues estas generaciones serán sometidas a detectores de mentiras, a la investigación de su entorno, de sus finanzas y estos controles de confianza serán aplicados de manera permanente “tiene que ser un proceso que se tiene que probar cada día”, indicó.
El funcionario estadounidense también destacó la importancia de la Iniciativa Mérida y el apoyo en capacitación y equipo que representa este programa, aunque también aceptó que “es un proceso largo” en el que se verán los resultados de manera paulatina.
Anunció que antes de que concluya este año se entregarán a México cinco helicópteros Bell, mientras que para 2010 se prevé la llegada de tres aeronaves Black Hawk; mientras que para esta misma semana se prevé la llegada de 12 fiscales estadounidenses para compartir con sus homólogos mexicanos su experiencia en temas de juicios orales.
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