Enfrentan cubanos escasez de comida

LA HABANA.- La severa crisis económica que enfrenta Cuba afectó ya al menú de los isleños, con carencias y recortes en la disponibilidad de alimentos.

Para los más pesimistas, la situación anuncia penurias similares a las vividas tras la desaparición de la Unión Soviética, que en sus peores momentos obligó a pasar hambre a muchos cubanos. Otros confían en el pragmatismo de Raúl Castro "que siempre priorizó los frijoles".

"Cuba no puede seguir gastando más de lo que produce", advirtió, no obstante, el Presidente Castro, en su discurso ante el Parlamento del primero de agosto, en el cual también dejó claro que el país no cambiará su sistema, aunque intenta mejorarlo.

Según analistas, para mantener la economía a flote, al menos en el corto plazo, el Gobierno ha adoptado medidas de ahorro draconianas. Entre las contracciones que más se han hecho sentir en los hogares están las que afectan la dieta diaria que vuelve a reducirse en la medida que adelgaza la canasta básica.

Aquí todos los supermercados sólo venden en cucs, la moneda dura local con valor interno superior en 0.08 al dólar y 24 veces más que el peso cubano, en el que la población cobra su nómina. Esta duplicidad y los altos precios de los productos básicos que no se encuentran en las tiendas subvencionadas, exprime los bolsillos de la mayoría, que apenas consigue 10 o 20 cucs al mes como incentivo laboral aparte de su salario, por lo que debe agenciarse el resto por diferentes vías, casi todas ilegales.

"Quien quiera asearse y comer más o menos balanceado se gasta lo que dan por la libreta y no menos de 40 cucs al mes", estimó un administrativo bancario.

Creada en 1962 para distribuir igualitariamente la comida y buena parte de los productos necesarios, la cartilla de abastecimiento comenzó vigorosa y "adelgazó" durante el periodo especial. Ahora contempla la venta altamente subsidiada, y no siempre estable, de arroz, azúcar, café, huevos, aceite de cocina, pollo o pescado o picadillo, pastas, pan y otros productos incluidos los de higiene personal y limpieza, cuando los hay.

Cuba gasta unos 2 mil millones de dólares anuales en importar comida, especialmente arroz, frijoles y pollo para la canasta básica de la población, cifra incosteable que subió desde el año pasado debido al alza del mercado internacional de alimentos.

Pero la famosa libreta, aun representando una carga millonaria para las arcas del Estado, no alcanza para comer más de 10 días al mes, y el mes pasado fue mermada a la mitad en productos como la sal, el arroz y los granos.

"Ni la producción agrícola rinde en la mesa del cubano ni el Estado nos paga el trabajo como para que podamos comprar según nuestro criterio, y no cuando algo 'entra' en la bodega", se quejó una ama de casa con REFORMA.

Esta jubilada, militante comunista, se siente "defraudada de los políticos y de la eterna crisis que se vive en Cuba", aunque acepta por "sensato" el llamado al ahorro hecho por el Mandatario Raúl Castro.

"Aquí hay ciudadanos de primera y de segunda. Hay cubanos que viajan sin problemas, viven holgadamente y comen bien con poco esfuerzo y una mayoría de trabajadores que pasan mucha necesidad y viven de arroz, picadillo de soya y frijoles", agregó.

"Sin aire acondicionado no hay quien respire aquí dentro", comentaron por su parte empleadas de la plaza comercial Comodoro, en el barrio de Miramar, que en la actualidad luce casi vacía, debido el inestable abastecimiento, los altos precios y las restricciones eléctricas.
Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 5 de septiembre.

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