"Escuché a mi padre decir que deseaba que yo le quitara las cadenas, y lo voy a hacer en este momento", dijo el militar, de 32 años, antes de fundirse en un caluroso abrazo con su progenitor.
A sus espaldas saltaba de alegría un nutrido grupo de familiares que minutos antes lo había recibido con margaritas, claveles y globos blancos al bajar del helicóptero que lo trajo de vuelta a la libertad.
Moncayo fue entregado por guerrilleros de las FARC a una misión humanitaria encabezada por la senadora Piedad Córdoba, e incluía a delegados de la Cruz Roja, de la Iglesia católica y un médico.
El helicóptero de Brasil, país garante del operativo, partió con la comitiva a las 11:18 horas, con 120 minutos de retraso por el mal tiempo, del aeropuerto de Florencia, departamento de Caquetá, rumbo a la selva del Yarí, donde debía recoger a Moncayo.
Tras una demorada operación, la aeronave volvió por la tarde con Moncayo a bordo.
Apenas bajó del helicóptero, el militar, sonriente, extendió el brazo como para pedir calma a su padre, quien se acercaba corriendo para abrazarlo con efusividad, al igual que una veintena de familiares, incluidos hermanos y sobrinos que no conocía.
"Quiero agradecer, en primer lugar, a Dios, a mi papá por su labor titánica, incansable", dijo Moncayo, en sus primeras palabras a la prensa.
"También quiero agradecer al señor Presidente de Ecuador, Rafael Correa, por ser quien solicitó un gesto de paz de parte de la guerrilla con mi entrega. Deseo también agradecer las gestiones del señor Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y el señor Presidente de Brasil, (Luiz Inácio) Lula da Silva", enumeró el militar sin mencionar al Mandatario colombiano, Álvaro Uribe.
Moncayo fue secuestrado en diciembre de 1997 en un asalto de las FARC a una base del Ejército en el departamento de Nariño, en un ataque en el que murieron 10 militares y 18 más fueron privados de la libertad, entre ellos Libio José Martínez, quien es ahora el rehén con mayor tiempo en poder de la guerrilla.
La entrega se programó después de la liberación, el domingo, del soldado Josué Daniel Calvo, quien permaneció secuestrado más de 11 meses.
Por su parte, la senadora Córdoba reveló detalles del operativo, transmitió quejas de la guerrilla por supuestos sobrevuelos militares y movimientos del Ejército y rechazó la acusación del Gobierno de haber permitido que la cadena multinacional Telesur, con sede en Venezuela, grabara la entrega.
Expertos militares explicaron más tarde que la propia guerrilla habría captado y enviado las imágenes, difundidas por Telesur vía satélite a distintos países.
Sin embargo, el Gobierno calificó de propaganda la transmisión de los videos.
Asimismo, Córdoba mostró una carta en la que la cúpula de las FARC asegura que el camino está despejado para negociar con el Gobierno el canje de los 21 policías y militares que siguen en su poder por guerrilleros presos.
El politólogo Alejo Vargas se mostró optimista sobre un eventual intercambio.
"Hay posibilidades si la posición de las FARC es realista. Sería lo deseable para las FARC porque para un nuevo Gobierno va a ser más difícil avocar de entrada un tema así", explicó.
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