La misión humanitaria que recogió ayer al soldado Josué Daniel Calvo, entregado por la guerrilla de las FARC, espera ahora conseguir la liberación del cabo Pablo Emilio Moncayo, el rehén más antiguo de ese grupo rebelde.
Calvo, de 22 años, secuestrado en abril de 2009, se reencontró con su padre y su hermana, así como con otros familiares, en el aeropuerto de Villavicencio, 130 km al sureste de Bogotá.
Aunque se había indicado que se encontraba enfermo y era esperado con una silla de ruedas, el joven caminó por la pista del aeropuerto sin ayuda.
Calvo estuvo reunido cerca de una hora con su familia en un lugar privado en esa terminal y declinó dar declaraciones a la prensa.
Sobre su estado de salud, la senadora opositora Piedad Córdoba, quien gestionó su liberación junto con delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y de la Iglesia católica colombiana, dijo: “Pensábamos que iba a estar en peores condiciones.
“Viene con una rodilla mala, producto del tiroteo” que hubo durante el enfrentamiento del ejército colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el cual fue secuestrado. La liberación de Calvo, así como la del cabo Moncayo, fue anunciada por las FARC hace once meses, pero hasta ahora había sido postergada en varias oportunidades.
Sin embargo, Córdoba afirmó ayer que “no hay ninguna posibilidad de que se paralice la entrega de Moncayo el martes”.
El operativo para la liberación de Moncayo, que facilita el gobierno de Brasil con dos helicópteros de la Fuerza Aérea, debe llevarse a cabo mañana desde el aeropuerto de Florencia (580 km al sur de Bogotá). Moncayo, de 31 años, fue secuestrado por las FARC en diciembre de 1997 y es el rehén más antiguo que se tenga registro. Su padre, Gustavo Moncayo, se ha hecho célebre porque desde hace años lleva cadenas y realiza caminatas para pedir su libertad.
Estos dos militares forman parte de un grupo de 23 uniformados que las FARC ha planteado canjear por unos 500 de sus guerrilleros presos,.
Sobre este tema, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, se mostró ayer dispuesto a aceptar un acuerdo humanitario con las FARC por el que se intercambiarían secuestrados por guerrilleros presos, con la condición de que “no vuelvan a delinquir”.
El presidente señaló que ese canje de rehenes por presos no debe fortalecer la “capacidad criminal” de las FARC. “Un acuerdo humanitario tiene como condición que aquellos integrantes de las FARC que lleguen a salir de la cárcel, no regresen a delinquir”, insistió.
En la operación de ayer, la senadora Córdoba entregó a la guerrilla cartas, fotos y videos que sus familiares enviaron a los que quedan en cautiverio. Pero “no trajimos absolutamente nada, ni pruebas de vida ni nada”, dijo en una breve rueda de prensa. Córdoba denunció que sobrevuelos realizados en el área de la liberación pusieron en peligro el operativo y pidió que se eviten situaciones de ese tipo ante la inminente entrega de Moncayo.
“Fue una circunstancia un poco difícil (...) Son cosas que vamos a hablar con el alto comisionado para la paz (Frank Pearl) para evitar que el día de mañana tengamos alguna noticia de que se paraliza” la siguiente liberación, dijo la congresista.
Calvo, de 22 años, secuestrado en abril de 2009, se reencontró con su padre y su hermana, así como con otros familiares, en el aeropuerto de Villavicencio, 130 km al sureste de Bogotá.
Aunque se había indicado que se encontraba enfermo y era esperado con una silla de ruedas, el joven caminó por la pista del aeropuerto sin ayuda.
Calvo estuvo reunido cerca de una hora con su familia en un lugar privado en esa terminal y declinó dar declaraciones a la prensa.
Sobre su estado de salud, la senadora opositora Piedad Córdoba, quien gestionó su liberación junto con delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y de la Iglesia católica colombiana, dijo: “Pensábamos que iba a estar en peores condiciones.
“Viene con una rodilla mala, producto del tiroteo” que hubo durante el enfrentamiento del ejército colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el cual fue secuestrado. La liberación de Calvo, así como la del cabo Moncayo, fue anunciada por las FARC hace once meses, pero hasta ahora había sido postergada en varias oportunidades.
Sin embargo, Córdoba afirmó ayer que “no hay ninguna posibilidad de que se paralice la entrega de Moncayo el martes”.
El operativo para la liberación de Moncayo, que facilita el gobierno de Brasil con dos helicópteros de la Fuerza Aérea, debe llevarse a cabo mañana desde el aeropuerto de Florencia (580 km al sur de Bogotá). Moncayo, de 31 años, fue secuestrado por las FARC en diciembre de 1997 y es el rehén más antiguo que se tenga registro. Su padre, Gustavo Moncayo, se ha hecho célebre porque desde hace años lleva cadenas y realiza caminatas para pedir su libertad.
Estos dos militares forman parte de un grupo de 23 uniformados que las FARC ha planteado canjear por unos 500 de sus guerrilleros presos,.
Sobre este tema, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, se mostró ayer dispuesto a aceptar un acuerdo humanitario con las FARC por el que se intercambiarían secuestrados por guerrilleros presos, con la condición de que “no vuelvan a delinquir”.
El presidente señaló que ese canje de rehenes por presos no debe fortalecer la “capacidad criminal” de las FARC. “Un acuerdo humanitario tiene como condición que aquellos integrantes de las FARC que lleguen a salir de la cárcel, no regresen a delinquir”, insistió.
En la operación de ayer, la senadora Córdoba entregó a la guerrilla cartas, fotos y videos que sus familiares enviaron a los que quedan en cautiverio. Pero “no trajimos absolutamente nada, ni pruebas de vida ni nada”, dijo en una breve rueda de prensa. Córdoba denunció que sobrevuelos realizados en el área de la liberación pusieron en peligro el operativo y pidió que se eviten situaciones de ese tipo ante la inminente entrega de Moncayo.
“Fue una circunstancia un poco difícil (...) Son cosas que vamos a hablar con el alto comisionado para la paz (Frank Pearl) para evitar que el día de mañana tengamos alguna noticia de que se paraliza” la siguiente liberación, dijo la congresista.
Milenio, 29 de marzo.
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