Para elevar la productividad de México se requiere una reforma fiscal que considere aplicar una tasa generalizada de 15 por ciento al IVA, y la revisión integral de la asignación de recursos, entre otras medidas, insistió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
La productividad, expone, es uno de los principales factores que debe tomarse en cuenta para estimular un crecimiento elevado y sostenido de la actividad económica, pero los esfuerzos de muchos años para mejorar en esta materia parecen no haber tenido los resultados esperados.
De hecho, los resultados que dio a conocer el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su libro La era de la productividad, indican que en el lapso 1960-2005 México tuvo una caída de 31 por ciento en su productividad respecto a la de Estados Unidos.
El organismo privado calificó como preocupante este dato, sobre todo cuando la comparación se hace con el principal socio comercial de México, ya que de seguir por el mismo camino se podría perder una parte importante de la participación de mercado.
Dicha participación se ha visto seriamente presionada por otros países que han logrado avances importantes en los años recientes en materia de productividad, como China y Chile.
En su publicación semanal Análisis económico ejecutivo, el CEESP refiere que ha realizado diversos estudios en los que hay importantes coincidencias con el BID en cuanto a los factores causantes de la baja productividad del país.
Sin embargo, precisa, dada la coyuntura y el hecho de que generaría beneficios importantes en todos los ámbitos de la economía, resalta la necesidad de una reforma fiscal integral, que sin duda tendría una incidencia muy favorable sobre la productividad.
En este terreno, desde el año pasado el organismo de investigación del sector privado presentó una propuesta que considera cambios tanto en materia recaudatoria como en eficiencia del gasto.
En el tema tributario, ha considerado la posibilidad de una tasa única para gravar el valor agregado de las empresas y que podría ser aplicada también a personas físicas.
Pero ello se debe complementar con otras medidas, como sería la aplicación de una tasa generalizada de 15 por ciento al Impuesto al Valor Agregado (IVA) y revisión integral de la asignación de los recursos, con el objetivo de hacer lo más claro posible el gasto gubernamental.
La productividad, expone, es uno de los principales factores que debe tomarse en cuenta para estimular un crecimiento elevado y sostenido de la actividad económica, pero los esfuerzos de muchos años para mejorar en esta materia parecen no haber tenido los resultados esperados.
De hecho, los resultados que dio a conocer el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su libro La era de la productividad, indican que en el lapso 1960-2005 México tuvo una caída de 31 por ciento en su productividad respecto a la de Estados Unidos.
El organismo privado calificó como preocupante este dato, sobre todo cuando la comparación se hace con el principal socio comercial de México, ya que de seguir por el mismo camino se podría perder una parte importante de la participación de mercado.
Dicha participación se ha visto seriamente presionada por otros países que han logrado avances importantes en los años recientes en materia de productividad, como China y Chile.
En su publicación semanal Análisis económico ejecutivo, el CEESP refiere que ha realizado diversos estudios en los que hay importantes coincidencias con el BID en cuanto a los factores causantes de la baja productividad del país.
Sin embargo, precisa, dada la coyuntura y el hecho de que generaría beneficios importantes en todos los ámbitos de la economía, resalta la necesidad de una reforma fiscal integral, que sin duda tendría una incidencia muy favorable sobre la productividad.
En este terreno, desde el año pasado el organismo de investigación del sector privado presentó una propuesta que considera cambios tanto en materia recaudatoria como en eficiencia del gasto.
En el tema tributario, ha considerado la posibilidad de una tasa única para gravar el valor agregado de las empresas y que podría ser aplicada también a personas físicas.
Pero ello se debe complementar con otras medidas, como sería la aplicación de una tasa generalizada de 15 por ciento al Impuesto al Valor Agregado (IVA) y revisión integral de la asignación de los recursos, con el objetivo de hacer lo más claro posible el gasto gubernamental.
La Crónica, 29 de marzo.
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