Exasperado, durante el acto por sus cuatro años de Gobierno, urgió al Legislativo a aprobar cuanto antes iniciativas sobre seguridad pública, régimen político y desarrollo económico.
"Yo propuse la Policía con mando único a nivel estatal. Discutámoslo, modifiquémoslo, pero un buen día díganme sí o no. Sí o no a la reforma laboral, sí o no a las reformas en materia de energía, por ejemplo.
"Que no se queden por ahí, sin resolver, los temas, que cada quien decida y, al final, que el ciudadano asigne las responsabilidades a quien decida. Lo apoyo porque votó sí, o lo apoyo porque votó no", dijo.
Tras defender la iniciativa de reforma política que envió al Congreso en septiembre pasado, Calderón hizo otro exhorto: "Propuse una reforma, insisto en ella y respetuosamente pido al Congreso que la valore, que decida si la va a aprobar o no".
Se refirió también al paquete de reformas alusivas a la seguridad pública: Mando único, seguridad nacional, armas de fuego y explosivos, lavado de dinero y financiamiento al terrorismo.
"Todas éstas son iniciativas en materia de seguridad que he presentado al Congreso de la Unión y espero, respetuosamente, que puedan ser analizadas, discutidas, modificadas si es necesario, pero, finalmente, aprobadas porque las necesitamos".
Tres días después de su discurso frente a 10 mil personas reunidas en el Auditorio Nacional, Calderón encabezó ayer otro evento en el Centro Banamex ante 3 mil burócratas que dejaron sus oficinas toda la mañana.
Los Secretarios de Estado apoyaron a su jefe con una cuota que osciló entre 180 y 200 funcionarios por dependencia, todos palomeados en mesas de registro.
Si en política la forma es fondo, Calderón siguió al pie de la letra el apotegma de don Jesús Reyes Heroles: rodeado por su gabinete, a la hora de entonar el himno nacional, apareció flanqueado por el General Guillermo Galván y el Almirante Francisco Saynez.
Desgrane de cifras
Abrió su discurso con el tema la seguridad pública, uno de los cinco ejes de su gestión.
El mensaje estuvo acompañado por un rosario de cifras, indicadores y gráficas desplegados en cinco inmensas pantallas.
Desde el atril, Calderón señalaba mapas y gráficos con una lucecita que le falló.
Con tantos indicadores, el Presidente se enredó y luego regañó al soporte técnico: "Les voy a pedir que me dejen el control de las láminas".
Luego solicitó que le cambiaran la lamparita con la que señalaba las gráficas.
Y después se entrampó con uno de los mapas que presentó: "Bueno, el siguiente mapa, ya ven, todo revuelto, es un mapa muy complicado".
Más adelante tropezó cuando señalaba un mapa que no correspondía con el texto que leía: "Perdón, no es de telecomunicaciones. Éste es de infraestructura.".
Calderón abrió después una ronda de preguntas que algunos de los convocados habían planteado en papel.
Su secretario particular, Luis Felipe Bravo Mena, sacó los papeles de una tómbola.
Terminado el acto, Calderón se retiró y el esquema fue repitido por los integrantes del Gabinete: cada uno se reunió con sus funcionarios por separado en distintos salones para presentar sus avances y responder la ronda de cuestionamientos.
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