Si las negociaciones de la COP16 llegaran a complicarse, no será por falta de información científica sino por las posiciones políticas de cada país, pues los negociadores protegen sus intereses nacionales, consideró el premio Nobel de Química mexicano, Mario Molina.
El investigador comentó que los negociadores que están trabajando en Cancún saben cuál es el problema desde el punto de vista técnico: “No es de ignorancia científica, es político y de negociación de las posiciones de cada nación”.
El científico mexicano advirtió que la ciencia ya ha dado sus puntos de vista y proporcionado la información necesaria, pero eso no significa que decida las medidas que se deben de tomar.
Si a los negociadores “se les pasa la mano en proteger sus intereses específicos, todos saldremos perdiendo; en cambio, si hay cierta flexibilidad, como es la idea de una negociación internacional, todos podremos salir ganando”, advirtió Molina.
El químico detalló que la ciencia no dirá si algo está bien o mal hecho, sólo dará la información para que los gobiernos, la economía y la sociedad tomen las acciones que crean prudentes; es como un seguro para la casa, alguien lo compra porque sabe que hay riesgo, no porque la ciencia le dicte que debe de comprarlo.
“La sociedad tiene que decidir cómo responder al riesgo del cambio climático en vista de la información. Los científicos no son los que dicen qué debe de hacerse, pero la información científica debe ser clara y convincente, aunque haya incertidumbres”, comentó el experto.
El premio Nobel de Química confió en que prevalezca la cordura en las negociaciones que se llevan a cabo y que los políticos tomen una decisión que convenga a todos, que beneficie a la mayoría de la humanidad ante un riesgo que todos enfrentamos por igual.
Molina Henríquez afirmó que la racionalidad debe caber en las delegaciones de todas las naciones, incluyendo Estados Unidos, donde un problema de política interna como es la decisión del Legislativo, sea superado en favor de la humanidad y no sólo de los estadounidenses o su gobierno. (Con información de Notimex)
El investigador comentó que los negociadores que están trabajando en Cancún saben cuál es el problema desde el punto de vista técnico: “No es de ignorancia científica, es político y de negociación de las posiciones de cada nación”.
El científico mexicano advirtió que la ciencia ya ha dado sus puntos de vista y proporcionado la información necesaria, pero eso no significa que decida las medidas que se deben de tomar.
Si a los negociadores “se les pasa la mano en proteger sus intereses específicos, todos saldremos perdiendo; en cambio, si hay cierta flexibilidad, como es la idea de una negociación internacional, todos podremos salir ganando”, advirtió Molina.
El químico detalló que la ciencia no dirá si algo está bien o mal hecho, sólo dará la información para que los gobiernos, la economía y la sociedad tomen las acciones que crean prudentes; es como un seguro para la casa, alguien lo compra porque sabe que hay riesgo, no porque la ciencia le dicte que debe de comprarlo.
“La sociedad tiene que decidir cómo responder al riesgo del cambio climático en vista de la información. Los científicos no son los que dicen qué debe de hacerse, pero la información científica debe ser clara y convincente, aunque haya incertidumbres”, comentó el experto.
El premio Nobel de Química confió en que prevalezca la cordura en las negociaciones que se llevan a cabo y que los políticos tomen una decisión que convenga a todos, que beneficie a la mayoría de la humanidad ante un riesgo que todos enfrentamos por igual.
Molina Henríquez afirmó que la racionalidad debe caber en las delegaciones de todas las naciones, incluyendo Estados Unidos, donde un problema de política interna como es la decisión del Legislativo, sea superado en favor de la humanidad y no sólo de los estadounidenses o su gobierno. (Con información de Notimex)
El Universal, 6 de diciembre.
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