'Entra el que quiera, pero nadie sale'

Crónica: "Vamos a ensayar cómo vamos a recibir a Josefina. ¿Han oído una canción que dice: jota, uve, eme?", pregunta una mujer frente al micrófono.

Es el Día de las Madres y la candidata del PAN a la Presidencia está por llegar a un desayuno en el Museo Casa de la Bola, donde la diputada federal Laura Suárez ha reunido a unas 300 mujeres entre regidoras, diputadas locales y esposas de alcaldes de todo el País.

Ahí estarán las actrices Laura Zapata y Erika Buenfil; la medallista olímpica Iridia Salazar, y en la mesa principal, la madre de Vázquez Mota, Josefina Mota, y la de Margarita Zavala, Mercedes Gómez del Campo.

"A Margarita le hubiera encantado venir", dice una de las invitadas.

"Ella ha estado pegadísima a la campaña, a diario habla con Josefina, pero no puede acompañarla en los eventos, porque sería como decir que la Presidencia está apoyándola".

En la explanada de la vieja casona, a unos metros de la Residencia Oficial de Los Pinos, los meseros van y vienen, sirven mousse de yogurth con fresas en copas de Martini, soufflé de flor de calabaza en salsa de cilantro y rosca de elote con rajas.

Alfredo Medellín, uno de los nuevos integrantes del equipo de logística de "La Jefa", da instrucciones a un empleado de seguridad para evitar escenas similares a aquel arranque de campaña en el Estadio Azul.

"Que entren no importa, ¡el que salgan!, por aquí puede entrar el que quiera, pero nadie sale", dice el asistente en referencia a los pasillos que dan acceso a las 28 mesas de invitados.

"Eso sí, por fa, con mucho tacto, con mucho respeto", recomienda al vigilante.

Son casi las 9:30 cuando la candidata aparece flanqueada por la ex comisionada para el Desarrollo de los Pueblo Indígenas, Xóchitl Gálvez, y la aspirante al Gobierno del DF, Isabel Miranda de Wallace.

Vázquez Mota viste un vestido azul rey, como el de su nueva propaganda.

Las invitadas se ponen de pie, la porra ensayada no logra consolidarse, pero compensan al grito de "Jo-se-fi-na", ondeando las servilletas -también color azul rey- dispuestas sobre las mesas blancas.

"Estamos aquí no sólo por ser inteligentes, no sólo por ser chingonas", dice Gálvez y las señoras la celebran. "Estamos obligadas a decir que ya nos toca, que ya nos toca la Presidencia, que ya nos toca mandar en este País".

Gálvez es la primera de la mañana en golpear a quien se convertirá en la "piñata" del festejo, el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.

"Yo me resisto a dejarle mi País a un tipo que no lee, a un tipo que no le falta tiempo, lo que le faltan son neuronas para pensar, ¡carajo!".

"Ya llegó, ya está aquí, la que va a chingar al PRI", surge la porra en una de las mesas.

"Las Mañanitas" en la voz de los niños cantores de Morelia. Josefina acelera el desayuno porque su tuno al micrófono se acerca.

Antes, a Miranda de Wallace se le quiebra la voz cuando dice que en la mañana del jueves no oyó esa voz que la felicitaba.

Pero se recupera para arremeter contra Peña Nieto y cuestionar su paternidad fuera del matrimonio.

"¿Queremos realmente avalar a padres irresponsables en estos cargos, hombres que no son capaces de hacerle frente a una responsabilidad personal?", cuestiona.

Y la candidata presidencial, que en los últimos días ha subido el tono a sus discursos, también da estocadas.

Lanza el primer ataque a la vida privada de un candidato al cuestionar la paternidad responsable del priista, y termina casi dando gritos al micrófono.

"Sí quiero ser Presidenta, y sí voy a ser Presidenta de México, porque estamos juntas, porque estamos aquí, porque tenemos todo para conseguirlo, porque estamos a unos cuantos metros de Los Pinos".

"Oye, ¿se aventó, verdad?", dice una de las invitadas al salir.

"Es que ya le dijeron que así", le responde otra.

 
 
 
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Osvaldo Robles, Reforma, 11 de mayo.

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