Ciudad Ixtepec, Oaxaca.- Con la esperanza de que su marcha de cuatro días rinda frutos y pronto puedan tener noticias de autoridades mexicanas sobre el paradero de sus hijos o esposos migrantes desaparecidos, concluyó ayer aquí la caravana de mujeres salvadoreñas.
Después de peregrinar por Chiapas y Veracruz, donde insistieron en la creación de una base de datos para localizar a los desaparecidos, las integrantes de "La Caravana de la Esperanza" llegaron al parque Venustiano Carranza a las 9:45 horas, procedentes de Arriaga.
Ahí fueron recibidas por el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, coordinador diocesano de la Pastoral de la Movilidad Humana del Episcopado Mexicano, y el cónsul de El Salvador en Tapachula, Nelson Cuéllar Hernández.
"Sean bienvenidos hermanos, estamos con ustedes", les dijo Solalinde.
Luego, cada una de las integrantes del Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos (COFAMIDE) tomó la fotografía de sus hijos o hijas desaparecidos e iniciaron la caminata por las calles de esta ciudad rumbo al albergue del migrante.
Luis Perdomo, integrante del Centro de Recursos Centroamericanos (Carecen), señaló que de acuerdo con información del Instituto Nacional de Migración, del 2006 a la fecha, 136 salvadoreños han muerto en México.
"Somos un grupo de familiares de migrantes fallecidos y desaparecidos que, con la esperanza de encontrar a sus seres queridos, estamos pidiendo la colaboración del pueblo mexicano", externó.
El cónsul salvadoreño Nelson Cuéllar Hernández reconoció el esfuerzo de las mujeres por tratar que las autoridades mexicanas establezcan una base de datos para identificar a aquellos migrantes no solo salvadoreños, si no de otros países, que han muerto en México en su trayecto para llegar a Estados Unidos.
"Ellos no han sabido nada de sus familiares en años y lo que buscan es que se pueda establecer esta base de datos que permita la posibilidad de, por lo menos, saber dónde quedaron sus familiares, si es que fallecieron; o que permita también posiblemente buscarlos en algún reclusorio, en algún hospital, en caso de que estén vivos", dijo.
Cuéllar Hernández indicó que el Gobierno de Chiapas aceptó trabajar con ellos para la creación de este banco de datos, a través de la Dirección de Atención a Migrantes y la fiscalía especializada que hace seis meses fue creada por instrucciones del Gobernador Juan Sabines.
"Todos ellos van a conformar un equipo. Vamos a colaborar con ellos, para ir viendo la posibilidad de que sí se puede dar resultados. Pero considero que los que desaparecieron hace años, va a ser muy difícil determinar realmente dónde quedaron", abundó.
Aunque los organizadores de la caminata esperaban exponer su propuesta ante autoridades de Oaxaca, no asistió ningún representante del Gobierno estatal. Sólo estuvo presente el alcalde Gabino Guzmán, acusado por Solalinde de xenofobia, quien se comprometió a coadyuvar con el albergue en acciones a favor de los migrantes.
Luego de una oración ecuménica en la que participaron 21 pastores de diversas religiones, las mujeres abordaron el autobús que las llevaría de regreso a El Salvador, con la esperanza de tener noticias de sus desaparecidos.
Después de peregrinar por Chiapas y Veracruz, donde insistieron en la creación de una base de datos para localizar a los desaparecidos, las integrantes de "La Caravana de la Esperanza" llegaron al parque Venustiano Carranza a las 9:45 horas, procedentes de Arriaga.
Ahí fueron recibidas por el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, coordinador diocesano de la Pastoral de la Movilidad Humana del Episcopado Mexicano, y el cónsul de El Salvador en Tapachula, Nelson Cuéllar Hernández.
"Sean bienvenidos hermanos, estamos con ustedes", les dijo Solalinde.
Luego, cada una de las integrantes del Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos (COFAMIDE) tomó la fotografía de sus hijos o hijas desaparecidos e iniciaron la caminata por las calles de esta ciudad rumbo al albergue del migrante.
Luis Perdomo, integrante del Centro de Recursos Centroamericanos (Carecen), señaló que de acuerdo con información del Instituto Nacional de Migración, del 2006 a la fecha, 136 salvadoreños han muerto en México.
"Somos un grupo de familiares de migrantes fallecidos y desaparecidos que, con la esperanza de encontrar a sus seres queridos, estamos pidiendo la colaboración del pueblo mexicano", externó.
El cónsul salvadoreño Nelson Cuéllar Hernández reconoció el esfuerzo de las mujeres por tratar que las autoridades mexicanas establezcan una base de datos para identificar a aquellos migrantes no solo salvadoreños, si no de otros países, que han muerto en México en su trayecto para llegar a Estados Unidos.
"Ellos no han sabido nada de sus familiares en años y lo que buscan es que se pueda establecer esta base de datos que permita la posibilidad de, por lo menos, saber dónde quedaron sus familiares, si es que fallecieron; o que permita también posiblemente buscarlos en algún reclusorio, en algún hospital, en caso de que estén vivos", dijo.
Cuéllar Hernández indicó que el Gobierno de Chiapas aceptó trabajar con ellos para la creación de este banco de datos, a través de la Dirección de Atención a Migrantes y la fiscalía especializada que hace seis meses fue creada por instrucciones del Gobernador Juan Sabines.
"Todos ellos van a conformar un equipo. Vamos a colaborar con ellos, para ir viendo la posibilidad de que sí se puede dar resultados. Pero considero que los que desaparecieron hace años, va a ser muy difícil determinar realmente dónde quedaron", abundó.
Aunque los organizadores de la caminata esperaban exponer su propuesta ante autoridades de Oaxaca, no asistió ningún representante del Gobierno estatal. Sólo estuvo presente el alcalde Gabino Guzmán, acusado por Solalinde de xenofobia, quien se comprometió a coadyuvar con el albergue en acciones a favor de los migrantes.
Luego de una oración ecuménica en la que participaron 21 pastores de diversas religiones, las mujeres abordaron el autobús que las llevaría de regreso a El Salvador, con la esperanza de tener noticias de sus desaparecidos.
Martha Izquierdo corresponsal, Reforma, 13 de febrero.
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