Dinero “virtual” borra huellas del narco

La utilización de tarjetas de débito y de prepago —monederos electrónicos— es una de las nuevas modalidades que ha adoptado el crimen organizado para lavar dinero.

En entrevista con EL UNIVERSAL el titular de la Unidad de Investigación Especializada en Recursos de Procedencia Ilícita de la Procuraduría General de la República (PGR), César Augusto Peniche Espejel, asegura que las bandas del narcotráfico, de la piratería y de tráfico de personas, utilizan esta nueva modalidad para evadir los controles antilavado. Detalla que esta modalidad, así como la conocida como el pitufeo, que consiste en fracciona trasferencias bancarias, son dos de las prácticas que hoy en día utiliza con mayor frecuencia el crimen organizado para sus activos.

“No tenemos que más que reconocer que el lavado de dinero en México es un grave problema y que no sólo nos referimos a las ganancias generadas por el narcotráfico, sino también a otras como las de la piratería, el contrabando y la trata de personas”, reconoce el funcionario.

Las tarjetas prepagadas, disponibles tanto en bancos como en empresas de transferencias de dinero, e incluso por internet, permiten mover grandes cantidades de efectivo de un país a otro prácticamente sin control, pero hay modalidades de lavado que no pasan por el sistema financiero, destaca.

Entre éstas se encuentran la compra de inmuebles, vehículos, joyas y obras de arte, los centros de apuestas y los juegos de lotería, donde el dinero ilícito que entra no deja rastro, porque esas áreas no reportan las operaciones en efectivo superiores a 10 mil dólares, como se hace ya en el sistema financiero.

“Necesitamos establecer, desde el sistema fiscal, obligaciones para que los agentes económicos reporten a las autoridades hacendarias las operaciones relevantes en efectivo, y se les pueda dar seguimiento”, dice.

Explica que para definir ese tipo de controles se trabaja en una iniciativa de Ley de Prevención y Combate al Lavado de Dinero, que se enviará en breve al Congreso y, de manera paralela, se está tratando de acortar los tiempos de integración de una averiguación previa, que, según la complejidad de la investigación, van de uno a dos años.

Actualmente la Unidad, dependiente de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), tiene en trámite 496 averiguaciones previas por lavado de dinero, iniciadas de 2004 a la fecha.

En el mismo periodo, se han consignado ante jueces federales 233 indagatorias, se han obtenido 47 sentencias y en otros 43 casos se ha determinado el no ejercicio de la acción penal. En 308 casos, se han iniciado actas circunstanciadas.

“No tenemos cifras triunfalistas. No tenemos más que reconocer que el lavado de dinero en México es un grave problema”, acepta.

Tampoco hay una cifra sobre el monto de dinero ilícito que se lava en México, aunque las estimaciones, según diferentes instituciones, van de 8 mil 500 a 25 mil millones de dólares.

“No hay una cifra exacta sobre la cantidad de dinero que se mueve producto de actividades ilícitas. Es muy complejo porque habría que tratar de diferenciar la que se genera por narcotráfico, piratería, contrabando. Todas estas cantidades son cifras negras, no se conocen con realidad”, reconoce el funcionario.

Peniche Espejel asegura que las investigaciones que integra actualmente la unidad a su cargo son más complejas y tratan de abarcar el fenómeno delictivo de manera integral. “Ya no son operaciones aisladas, personas individuales, sino que se está atacando el esquema de las organizaciones delictivas”.

Una investigación de este tipo, destaca, puede llegar a tener 80 ó 90 tomos, cada uno de 500 fojas, además de los cuadernos que conforman los anexos.

“Son investigaciones muy complejas, porque el fenómeno es muy complejo, el artículo 400 bis del Código Penal Federal nos exige acreditar el origen ilícito de los movimientos, las trasferencias, la posesión, y eso es especialmente difícil, si tomamos en consideración que normalmente quien mueve la droga no es el mismo que nueve el dinero”, explica.

En las operaciones simples, el dinero entra y sale del sistema financiero mediante depósitos en efectivo, pero en las más complicadas, del sistema va a otra empresa, o a un fideicomiso, y de ahí al extranjero, a países sudamericanos, donde sigue el camino para el pago de la droga, precisa.

Las modalidades para mover el dinero ilícito son muy diversas. Una de las más simples y difíciles de detectar son las tarjetas prepagadas, detalla.

“De repente encontramos tarjetas prepagadas, donde hacen depósitos diarios de dólares y que esas tarjetas se las llevan por ejemplo a países sudamericanos, donde todos los días van retirando dinero que se deposita aquí en México.

“Si consideramos, por ejemplo, 100 tarjetas cada una de 100 dólares, estaríamos hablando de 10 mil dólares diarios que estarían moviendo de manera sencilla y que retiran en cajeros automáticos en Colombia o cualquier otro país que tenga como destino el dinero”, precisa.

También está el pitufeo, consistente en fraccionar las trasferencias, depositando dinero en muchas cuentas, por montos que no generan reporte de inusualidad. Los titulares de esas cuentas, a su vez, giran cheques a una cuenta concentradora, y de ahí se envía a otro países.

Otra modalidad es la adquisición, mediante empresas “fachada” de mercancía a gran escala en países exportadores, principalmente asiáticos, de donde salen los productos para su venta hacia empresas legalmente constituidas en los países productores de droga, regresando el dinero a su origen.
María de la Luz González, El Universal, 17 de febrero.

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