Élite militar, en la operación quirúrgica antinarco

Desde el verano del año pasado, el general Felipe de Jesús Espitia, comandante de la quinta Zona Militar, con sede en la ciudad de Chihuahua, pasó del anonimato a referencia obligada al ser citado en las narcomantas que comenzaron a aparecer por esos días en la capital del estado.

Las amenazas en su contra han sido rubricadas por Gente Nueva como se autodenomina el grupo de pistoleros al servicio de Joaquín El Chapo Guzmán quienes lo acusan de apoyar —supuestamente— a La línea, la banda rival al servicio de la organización de los Carrillo Fuentes.

Espitia es un militar que comenzó su carrera en septiembre de 1968 como cabo auxiliar “fotogrametrista” en el departamento de cartografía del Ejército. Al año siguiente entró al Colegio Militar donde se graduó tres años más tarde como oficial de infantería.

Sobre su persona recaerá a partir de los próximos días el éxito de la misión que traerá el reforzamiento del despliegue con 5 mil soldados más, poco más de una división, que se sumarán a los 2 mil efectivos con los que inició en marzo pasado la llamada Operación Conjunta Chihuahua.

El anuncio de la llegada de más efectivos lo hizo el secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván, ante un grupo de empresarios de Ciudad Juárez, el miércoles pasado, en la reunión del gabinete de seguridad nacional efectuada en esta zona fronteriza.

Fuentes de la Defensa Nacional comentaron que el Grupo Especial del Ejército, creado a principios del sexenio, estará a la espera de intervenir, en caso de que alguna situación lo amerite, para “operaciones quirúrgicas” las cuales deberán ser fruto de una “sólida labor de inteligencia”.

Como si fuera una paradoja, el general Espitia tiene un reto por estos días con operaciones en zona desértica y de montaña, aunque en su currícula aparece que es un especialista en “operaciones en la jungla” por la Escuela de las Américas, donde realizó el curso en la zona del Canal de Panamá cuando era teniente, entre junio y julio de 1976, según copia de su hoja de servicios militares de la cual tiene EL UNIVERSAL.

Espitia fue tratado a su regreso de Panamá como un “oficial de élite” pues en diciembre de aquel año, el secretario de la Defensa Nacional Félix Galván López, lo incluyó en su cuerpo de ayudantes al que perteneció por más de dos años.

En esa época viajó por varios países con el general secretario; en el sexenio siguiente estuvo entre los oficiales que realizaron visitas de inspección a instalaciones militares estadounidenses, como la base del Sexto Ejército.

Uno de sus contemporáneos es el general Alejandro Sandoval Torres, comandante de la Guarnición Militar en Ciudad Juárez desde diciembre pasado, quien estará a cargo de la supervisión de las maniobras en el terreno que se espera desplieguen las tropas que llegarán en los próximos días a este ciudad fronteriza.

Ambos dependen de Mario Marco Antonio González Barreda, un sinaloense nacido en Concordia hace 60 años, quien apenas en noviembre pasado ascendió a general de división y encabeza la comandancia de la XII región militar que abarca los estados de Chihuahua y Coahuila. Es un especialista en logística militar con estudios en Fort Lackland, Texas y en la base áerea militar de Wright Patterson, Ohio, experiencia que no se compara ante el reto lanzado por el narco en plazas como Torreón y Juárez, que están dentro del área a su mando.
Juan Veledíaz, EL Universal, 27 de febrero.

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