La Cuba de Raúl, en la incertidumbre

LA HABANA.— El inédito desfile de presidentes por Cuba, seis latinoamericanos y uno africano tan sólo en lo que va de año, podría ser una muestra de que al menos algo sí ha cambiado en la Cuba que, desde el 24 de febrero de 2008, preside Raúl Castro con un rumbo que, por lo demás, no acaba de definirse.

Aunque en el plano interno se han ido apagando las grandes expectativas que generó el propio general de cuatro estrellas cuando, en plena incertidumbre por el futuro de su hermano Fidel habló de “cambios estructurales”, en la esfera internacional la escena ha estado más que movida.

Después de que el gobierno de Raúl Castro firmara dos pactos internacionales de derechos humanos y anunciara además la conmutación de varias penas de muerte, en junio la Unión Europea levantó las sanciones que durante un lustro habían congelado prácticamente los contactos con La Habana. En pocos meses, ambas partes habían restablecido el “diálogo político” y la cooperación.

En ese lapso, China y Rusia desembarcaron con su poder político y monetario en La Habana, visita incluida de sus presidentes, Hu Jintao y Dmitri Medvedev, demostrando que el gobierno del menor de los Castro sigue de cerca a las dos potencias que podrían llegar a hacerle sombra al hasta ahora omnipotente Estados Unidos.

Cuba tampoco se olvidó de América Latina, ni ésta de la isla. La “normalización” plena de las relaciones con México fue sólo el primer paso de un acercamiento hacia el continente, más allá de la aliada Venezuela. De hecho, Raúl cerró 2008 con broche de oro cuando, en la cumbre de Brasil, América Latina se volcó hacia la isla; Cuba ingresó en el Grupo de Río y los mandatarios reclamaron casi con una sola voz el fin del embargo norteamericano al nuevo presidente de EU, Barack Obama, con quien Raúl Castro se ha declarado dispuesto a dialogar en un “lugar neutral”. El propio Raúl Castro describió en días pasados este respaldo internacional como “una muestra de que los tiempos están cambiando”.

Sin embargo, la disidencia interna ve con recelo esta intensa agenda exterior. Para Manuel Cuesta Morúa, portavoz del socialdemócrata Arco Progresista, el objetivo del menor de los Castro es “buscar mayor legitimidad internacional en momentos en que no cuenta con recursos serios para echar adelante al país”.

El economista disidente Óscar Espinosa Chepe acotó: “Realmente el problema no tiene solución mirándose al exterior, aunque sea bueno. Lamentablemente, las expectativas que levantó Raúl, que fueron muchas en toda la población, incluida la militancia en el Partido Comunista, no se han cumplido”.

En su discurso de asunción, Raúl Castro volvió a elevar las expectativas de los cubanos al anunciar el levantamiento de “prohibiciones absurdas”. Y cumplió: en sus primeros meses de mandato, los cubanos vieron con alegría y sorpresa el levantamiento de la prohibición de alojarse en hoteles de lujo, comprar un teléfono celular o electrodomésticos, computadoras y hasta DVDs.

También ha implementado algunas reformas económicas: en el campo, el principal campo de batalla de un gobierno decidido a incrementar la producción en un país que importa 85% de lo que consume a precios cada vez más elevados, el gobierno decretó la entrega masiva de tierras ociosas en usufructo y liberó la venta de aperos. Raúl Castro también acabó con la histórica igualdad al eliminar el techo salarial, además de emprender una lenta reforma de su administración —que todavía no acaba de concretarse— para hacer un gobierno y unas instituciones menos burocráticas y “más efectivas”.

Para Cuesta Morúa, se trata simplemente de una apuesta “al continuismo, con unos cambios cosméticos”. Y para Dan Erikson, de Diálogo Interamericano, aunque “ninguno de estos cambios representan un cambio radical, y la mayor parte de ellos son reversibles, dan a entender que la visión de Raúl para Cuba es más moderada y pragmática que la mezcla de ideología y carisma practicada por Fidel”.
Silvia Ayuso y DPA; El Universal, 23 de febrero.

0 Responses to "La Cuba de Raúl, en la incertidumbre"