Jacinta a la PGR: “ya no hay de otra más que perdonar”

La indígena otomí Jacinta Francisco Marcial, quien fue acusada por la PGR de secuestrar a miembros de la Agencia Federal de Investigación en 2006, recobró su libertad por falta de pruebas, al cumplirse tres años y un mes de permanecer en prisión.

Sin embargo, las indígenas Teresa González Cornelio y Alberta Alcántara Juan, responsabilizadas del mismo delito, no corrieron la misma suerte, por lo que cumplirán su sentencia condenatoria de 21 años de cárcel.

Jacinta abandonó durante la madrugada de ayer el Centro de Readaptación Social Femenil de San José El Alto, Querétaro, luego de que el juez cuarto de distrito ordenó su liberación, ya que la PGR presentó pruebas no acusatorias contra la mencionada persona.

La mujer fue sacada escondida en un vehículo compacto por integrantes de Amnistía Internacional quienes la declararon presa de conciencia.

Jacinta, que iba en medio de su esposo e hija, en la parte trasera del vehículo, sólo alcanzó a decir: “pues no sé”, al tratar de entrevistarla y cuestionarla sobre cómo se sentía tras la liberación, pero no permitieron acercársele sus abogados, y arrancaron a toda velocidad.

A unas horas de que fue puesta en libertad Jacinta aseguró que “ya no hay de otra más que perdonar”, y que incluso por ello irá a la Iglesia de Atotonilco a “dar gracias”, “Yo no tengo ningún rencor a ellos, solamente Dios sabe por qué hace las cosas, que Dios los perdone”.

Dice que aprendió algunas cosas en materia de defensa, por su proceso que enfrentó: “aprendí cosas, aprendí como es un amparo, como es una apelación”.

Al no encontrarse elementos que acreditaran que fuera responsable del secuestro por el que fue sentenciada, fue liberada la noche del Grito de la Independencia. Su yerno Salomón Jiménez afirmó que los daños son “irreversibles”.

“Pues sí, se hizo justicia (…) lo importante de ello es que ella esté afuera, lo demás, son daños irrecuperables”.

En tanto, que para Sergio Chávez el hijo de la indígena, lo más importante es la liberación y que dependerá de ella el que solicite que sea resarcido este daño, y que pese a ello, hay confianza en el sistema de justicia.

“No se describe el tener a mi mamá de nuevo en casa, yo creo que por algo suceden las cosas, para poder aprender a valorar como familia, lo que pasó quedó en el pasado (…) ya dependerá de mi mamá y de los abogados, no se que nos vayan a decir, ahorita lo importante es que ya salió, si mi mamá decide si se le reparan los daños, pues eso ya lo decidirá.”

Mientras tanto, en una entrevista que concedió a un medio electrónico local, la delegada de la PGR, Norma Patricia Valdés Argüelles, aseguró que no fue implícitamente por ser inocente el que se haya dado la liberación, sino porque se fueron “diluyendo” las pruebas testimoniales, debido a que los dos elementos que fueron secuestrados en el operativo, uno falleció y otro no vive en la entidad, por lo que ya no pudo comprobarse la “culpabilidad total”.

- Claves

Antecedentes

• El 27 de marzo de 2006 en Santiago de Mexquititlán seis agentes de la AFI fueron privados de su libertad por un grupo de entre 80 y 100 pobladores.

• La PGR inició una averiguación en la que se recabaron diversos elementos de prueba; ejerciendo acción penal contra varias personas, entre ellas, Jacinta Francisco Marcial.

• El juzgado cuarto de distrito en Querétaro consideró que la investigación cumplía con ley y liberó la orden de aprehensión contra Jacinta y otras personas, como las presuntas responsables, siendo internadas en el Centro de Readaptación Social Femenil de San José El Alto.
Estrella Álvarez y Rubén Mosso, Milenio, 17 de septiembre.

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