Jacinta narra el dolor de no saber por qué la encarcelaron

“Era el mes de agosto, hacía mucho frío y estaba lloviendo; me metieron a un cuarto helado porque las rejas estaban abiertas, y lo primero que pensé fue: ‘¡Ay, Dios mío! ¿Qué hice para estar en este lugar tan feo?’”. Esto relató con lagrimas Jacinta Francisco Marcial luego de haber sido liberada, tras estar tres años en prisión, acusada de haber secuestrado a media docena de agentes de la desaparecida Agencia Federal de Investigaciones ( AFI).

A poco mas de 24 horas de haber obtenido su libertad, Jacinta Marcial se mostró agradecida por el apoyo de su familia.

“Estoy muy contenta porque volví con mi familia, con mis hijos, porque cuando fui sentenciada a 21 años de prisión pensé que ya no iba a haber personas que me apoyaran y me ayudaran porque yo he visto muchos casos como el mío”, expresó.

En conferencia de prensa en el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, Jacinta comentó: “Cuando yo llegué no sabía qué era un secuestro, ni sabia nada de todo lo que me estaban acusando; es muy doloroso no saber de qué te están acusando”.

Dijo que los primeros días de su estancia en el Cereso femenil de San José El Alto, en Querétaro, sufrió maltrato por parte de algunas de sus compañeras de cuarto.

“Al principio, una de mis compañeras me trató mal porque era indígena, porque era pobre y eso nunca se me va olvidar” subrayó.

Jacinta Marcial expresó que los tres años de prisión le cambiaron la vida. “Ahorita me va a costar trabajo empezar otra vez... No me dará pena, al principio sí me dio, pero yo sé que no hice nada”.

Acompañada por sus dos hijos y su esposo, la queretana espera que la Procuraduría General de Justicia libere a sus dos compañeras, Alberta y Teresa, acusadas, junto con ella, del presunto secuestro de seis elementos de la AFI en Santiago Mexquititlán, al sur de Querétaro.

La indígena vendedora de frutas expresó con una sonrisa que dentro del Cereso confeccionó “cojines, juegos de baño, bolsitas y carteritas, cosía y descosía como ocho horas por veinte pesos”

Dijo no saber si su defensa legal presentará una contrademanda.

Por su parte, el abogado Luis Arriaga, director del Centro Pro Juárez hizo un llamado a la PGR para que reconozca los daños que le causó a Jacinta.

“Para que exista una real reparación del daño debe haber muchos factores; el primero es la liberación que ya se consiguió con la salida de Jacinta, pero falta que se reconozcan las irregularidades en que incurrieron los agentes federales de Investigación y el Ministerio Publico”.

Alberto Herrera, director ejecutivo de Amnistía Internacional (AI) hizo un llamado para que se revise completamente su proceso, y para que reciba compensación por los tres años de prisión, ya que –dijo- “las cárceles mexicanas están llenas de pobres”

Diosito ya no me escucha.

En la conferencia de prensa, Jacinta Marcial narró en un español precario, que vivió momentos de angustia en prisión, ya que “yo era una familia unida, con mis hijos, con la gente del pueblo y ahorita, cuando me detuvieron, pues sentí que ya ahí se acabó todo y ya no quería pensar en nada”.

Recordó que “lloraba todas las noches y decía: ‘Diosito ya no me escucha? Ya no tenía ganas de nada. Pero diario, a través de las cartas, recibía muchas bendiciones que me dieron otra vez fuerzas”.
Brenda Téllez, Crónica, 18 de septiembre.

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