La presentación de Cordero quedó presa entre un preámbulo y un epílogo ajenos a la tarea que el Secretario procuraba justificar, explicar y alabar. Además la estorbó, aunque los gritos provenientes del exterior no se escucharan puertas adentro de la Cámara, la ruidosa presencia del movimiento antorchista mexiquense. El carril derecho de la avenida Congreso de la Unión fue cerrado al tránsito por la Policía kilómetros antes de lo necesario debido a la multitudinaria presencia de Antorcha y sus filiales. Procedentes de Chimalhuacán, Ixtapaluca y Los Reyes La Paz, miles de miembros de ese grupo de presión bajaron de sus autobuses en Fray Servando y caminaron hasta el Palacio Legislativo, en cuyas afueras esperaron durante horas. Contaban con que su representante, la diputada priista Maricela Serrano, hablara en su nombre y gestionara que los recibiera una comisión anunciada apenas en el primer tercio de la intervención de Cordero Arroyo.
La comparecencia del Secretario de Desarrollo Social -que no tiene más mérito para ostentar ese cargo que su amistad con el Presidente, según reproche repetido- consistió sobre todo en desacuerdos de cifras, acerca del número de pobres y las distintas formas de la pobreza, y en la ineficacia o glorias de los programas como Oportunidades, que Cordero defendió sin la pasión del militante aunque en algunos casos con la precisión del estadístico, actuario como es. No en todo momento pudo ofrecer información que le fue requerida, omisión que fue juzgada acremente por todos sus interlocutores, salvo los panistas, únicos que le manifestaron cordialidad.
Tuvo que esperar más de una hora. Fue un error del presidente Francisco Ramírez Acuña conceder la palabra a Gerardo Fernández Noroña para que retomara un debate apenas planteado en la sesión anterior pero que no concernía a la discusión del acta respectiva, que era lo que tocaba en ese momento del orden del día. El pertinaz diputado petista quiso sacarse la espina que le clavó el panista Javier Corral el jueves pasado sobre la calidad del debate legislativo y sus descalificaciones a todo panista, de Felipe Calderón hacia abajo. Pronto se hubiera agotado el inesperado debate de no ser porque el oaxaqueño Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva no resistió la gana de puyar a ambos. Interrumpiendo a Corral, preguntó si con esas desavenencias pretendían aliar a sus partidos para contender en las próximas elecciones de Oaxaca.
Erró el tiro porque la recién anunciada coalición se integrará por el PAN y el PRD (no el PT por ahora). Pero condujo el debate a ese asunto y a su estado. Fernández Noroña, como petista, se manifestó en contra de esa alianza, defendida en cambio con ardor por el chihuahuense, que se mostró entusiasta por su posibilidad de construir tal relación, posible sólo por la peculiar situación oaxaqueña. Previno a su contrincante petista sobre la ventaja que obtenía el PRI, en el debate parlamentario y en elecciones, de los choques y desencuentros entre el PAN y la izquierda. Al mencionar a Carlos Salinas como artífice de la alianza del PRI con la televisión, que ofende a aquel partido y a tal corriente, provocó a César Augusto Santiago, que, con la mordacidad afinada por su participación en 200 debates -cifra ofrecida por él, quien sentenció que no era válido usar la tribuna para la autobiografía-, anunció que el PRI seguirá triunfando en Oaxaca se alíen o no sus adversarios.
Después de que a las 18:21 horas terminó el turno de Cordero y la prolongada sesión declinaba, la Junta de Gobierno (instada a hacerlo por Porfirio Muñoz Ledo) hizo que se aprobara la posición de la Cámara sobre la fluida situación hondureña. La Cámara se manifestó por el restablecimiento del orden constitucional en Honduras. Explicaron el punto Porfirio Muñoz Ledo y Enoé Uranga, petista él; ella, del PRD. Nadie se opuso. Todos se marcharon a las 18:42 horas. Habían comenzado siete horas antes.
Miguel Ángel Granados Chapa, Reforma, 23 de septiembre.
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