La Habana, 10 de marzo. Guillermo Fariñas se alejó hoy del teléfono y quedó en reposo absoluto, con un constante dolor de cabeza, mareo, taquicardia y otros síntomas de que su condición se agrava, tras 15 días de huelga de hambre y sed por la liberación de los opositores cubanos encarcelados más enfermos, informó su médico de cabecera, Ismel Iglesias.
“Le pedimos que no contestara más el teléfono ni recibiera gente”, dijo Iglesias, pero agregó que el activista, quien mantiene el ayuno en su casa de la ciudad de Santa Clara (280 kilómetros al este de La Habana), manifestó que seguirá con la huelga hasta obtener su demanda.
Durante la mayor parte de su movimiento, Fariñas ha conversado con visitantes en su casa y ha contestado el teléfono. Hasta el martes pasado, su voz era firme y hablaba con fluidez.
El activista ubicó a los 26 opositores encarcelados más enfermos, de acuerdo con una lista elaborada a mediados del año pasado por la ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
Iglesias, también opositor al gobierno, agregó que han empeorado los síntomas de deshidratación de Fariñas y “el deterioro físico está muy avanzado, igual que un día antes del shock del miércoles”. Desde el comienzo de la huelga perdió 12 kilos de peso, al bajar de 70 a 58 kilogramos.
El ayunante quedó inconsciente hace una semana y fue atendido en el hospital Celestino Hernández, a tres cuadras de la casa. Iglesias dijo que entre quienes han tratado de disuadir a Fariñas de que cese su acción está Joel García, director de un policlínico, uno de los varios médicos de las instituciones cubanas que lo han visitado.
El gobierno dijo el lunes pasado que “no aceptará presiones ni chantajes” y rechazó cualquier responsabilidad sobre la suerte del huelguista de hambre.
Si Fariñas vuelve a entrar en shock, “lo llevaremos a donde tengamos posibilidades de hacerlo más rápidamente”, dijo Iglesias.
Además del Celestino Hernández, otro lugar de posible atención sería el Hospital Provincial Arnaldo Milian, a unos cuatro kilómetros del lugar de la huelga.
“Le pedimos que no contestara más el teléfono ni recibiera gente”, dijo Iglesias, pero agregó que el activista, quien mantiene el ayuno en su casa de la ciudad de Santa Clara (280 kilómetros al este de La Habana), manifestó que seguirá con la huelga hasta obtener su demanda.
Durante la mayor parte de su movimiento, Fariñas ha conversado con visitantes en su casa y ha contestado el teléfono. Hasta el martes pasado, su voz era firme y hablaba con fluidez.
El activista ubicó a los 26 opositores encarcelados más enfermos, de acuerdo con una lista elaborada a mediados del año pasado por la ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
Iglesias, también opositor al gobierno, agregó que han empeorado los síntomas de deshidratación de Fariñas y “el deterioro físico está muy avanzado, igual que un día antes del shock del miércoles”. Desde el comienzo de la huelga perdió 12 kilos de peso, al bajar de 70 a 58 kilogramos.
El ayunante quedó inconsciente hace una semana y fue atendido en el hospital Celestino Hernández, a tres cuadras de la casa. Iglesias dijo que entre quienes han tratado de disuadir a Fariñas de que cese su acción está Joel García, director de un policlínico, uno de los varios médicos de las instituciones cubanas que lo han visitado.
El gobierno dijo el lunes pasado que “no aceptará presiones ni chantajes” y rechazó cualquier responsabilidad sobre la suerte del huelguista de hambre.
Si Fariñas vuelve a entrar en shock, “lo llevaremos a donde tengamos posibilidades de hacerlo más rápidamente”, dijo Iglesias.
Además del Celestino Hernández, otro lugar de posible atención sería el Hospital Provincial Arnaldo Milian, a unos cuatro kilómetros del lugar de la huelga.
Gerardo Arreola, La Jornada, 11 de marzo.
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