Por falta de recursos podría naufragar la reforma electoral, advierten en el IFE

Entre discursos grandilocuentes y exaltaciones institucionales, finalmente este viernes se concretó la renovación del Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE), derivada de las polémicas elecciones de 2006, aunque en el discurso de bienvenida a los nuevos consejeros el presidente del organismo, Leonardo Valdés Zurita, la definiera como “un signo de normalidad democrática”. Fue el tono de la ceremonia de incorporación de Macarita Elizondo, Alfredo Figueroa y Francisco Guerrero.

Sesión anticlimática de exaltaciones ad infinitum a las capacidades de los nuevos miembros, vinculados con una lista de recomendaciones del deber ser de los consejeros, quienes lanzaron sus primeras arengas en favor de la democracia desde el seno del Consejo General.

Francisco Javier Guerrero, con cuidada excpresión, presentó un discreto reclamo ante la insuficiencia financiera del IFE para asumir las nuevas tareas que la reforma electoral le impuso.

“Para poder cumplir cabalmente con las nuevas responsabilidades diseñadas por el Congreso será fundamental que el IFE cuente con los apoyos materiales y humanos que se necesitan. Lo anterior –dijo– implica, de manera necesaria, que encontremos una fórmula inteligente entre las autoridades hacendarias y el propio instituto con el propósito de que las intenciones genuinas de la reforma electoral no se extravíen por falta de recursos.”

Fue el tercero de los nuevos consejeros en intervenir, oportunidad en la cual deslizó una frase para anticiparse a las críticas de su filiación priísta: “tengo plena conciencia de que mis ideas políticas personales no deben interferir con el cumplimiento irrestricto de la ley”, dijo Guerrero, quien es doctor en relaciones internacionales por la Universidad de Kent, Inglaterra.

Tras la presentación que hiciera el consejero presidente, Leonardo Valdés –quien abrió las casi dos horas de discursos recurrentes sobre la democracia mexicana–, la única mujer que fue designada como consejera electoral, Macarita Elizondo, no omitió el retroceso de género que implicó la renovación del Consejo General.

“Siendo la única mujer entre los consejeros electorales con derecho a voto, no puedo pasar por alto que en la conformación de la autoridad electoral que vigila el cumplimiento de cuotas de género para integrar los órganos legislativos, no debiera omitirse lo mismo que supervisa”, dijo la ex magistrada electoral en la V circunscripción. El PAN y Alternativa secundarían, en sus respectivas intervenciones, críticas indirectas al resto de los partidos, responsabilizándolos por el retroceso de la presencia femenina en el consejo.

Elizondo sostuvo que la evolución del sistema electoral apunta cada vez más hacia la corresponsabilidad entre las autoridades electorales, los actores políticos y la sociedad en general para la celebración de los comicios.

Por su parte, el nuevo consejero electoral Alfredo Figueroa, fue quien hizo énfasis en las razones de su llegada: “La crisis política e institucional ocurrida en 2006 trajo como consecuencia una reforma estructural del sistema electoral mexicano, que provoca una multitud de modificaciones institucionales que van a poner a prueba la capacidad del Estado para reformarse de modo pacífico, eficaz y racional”.

Refirió que el Poder Legislativo conformó un acuerdo para enfrentar la crisis política, lo que se concretó en una reforma electoral que es un medio para enfrentarla. Sin embargo, no ocultó que hay sectores que se ven amenazados por ella; “para decirlo con toda claridad, muchos de los concesionarios de radio y televisión, junto con comentaristas y comunicólogos, han hecho públicas sus dudas en torno a la reforma. En cualquier caso, el marco de esas diferencias ha encontrado en el IFE nuevamente un blanco permanente de cuestionamiento”.

Posteriormente, siguieron ca- si dos horas de pontificaciones sobre la democracia, elogios mutuos, una lista de tareas, y algunos reclamos de los partidos políticos, PAN y PRD, con sus matices, sobre los alcances de la renovación del Consejo General.

Tanto la representante blanquiazul, Dora Alicia Martínez, y el perredista, Rafael Hernández, dejaron ver que la designación “no representa un cheque en blanco” para los nuevos integrantes.

Alonso Urrutia, La Jornada, 16 de agosto.


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