Desde las 10 de la mañana, los 11 ministros de la Suprema Corte analizaron la facultad de la Asamblea para legislar en materia de salud. El lunes le solicitaron a Sergio Aguirre presentara un estudio sobre el tema pues en el proyecto no se desglosaba. Primer round: la votación fue en contra. Nadie apoyó los argumentos de Aguirre, quien manifestaba que la ALDF no podía definir términos como aborto o embarazo, e incluso, declaraban que era obvia la facultad.
Aguirre pidió la palabra y su voz se escuchó fuerte.”¡Retiro mi estudio que presenté hoy! ¡Yo lo retiro!” Reclamó que le hubieran solicitado un estudio que no tenía razón. “Yo, crédulo como soy dije: ‘Seguramente alguien piensa que esto tiene pies para sostener una incompetencia cuando menos formal, pues a mí me parecía ocioso haber pedido este estudio y tratarlo con la zarandeada que le han dado el día de hoy”. El color llegó a su rostro y les reclamó a sus compañeros haber perdido el sentido común.
Respondió a las críticas de cada ministro y dijo que se estaba generando una gran problemática donde Federación, estados y municipios podrán crear sus propias definiciones en materia de salud y que, si no se daba una distinción de salubridad general, algo estaba fallando. El enojo era con el ministro Genaro Góngora Pimentel, a quien le reclamó “tocar temas que nada tienen que ver con el principal”. La furia provocó en el pleno, sin querer, una carcajada unánime después de escuchar cómo había decidido bautizar a la ministra Olga Sánchez: la señora ministra Góngora Pimentel.
Aguirre pidió la palabra y su voz se escuchó fuerte.”¡Retiro mi estudio que presenté hoy! ¡Yo lo retiro!” Reclamó que le hubieran solicitado un estudio que no tenía razón. “Yo, crédulo como soy dije: ‘Seguramente alguien piensa que esto tiene pies para sostener una incompetencia cuando menos formal, pues a mí me parecía ocioso haber pedido este estudio y tratarlo con la zarandeada que le han dado el día de hoy”. El color llegó a su rostro y les reclamó a sus compañeros haber perdido el sentido común.
Respondió a las críticas de cada ministro y dijo que se estaba generando una gran problemática donde Federación, estados y municipios podrán crear sus propias definiciones en materia de salud y que, si no se daba una distinción de salubridad general, algo estaba fallando. El enojo era con el ministro Genaro Góngora Pimentel, a quien le reclamó “tocar temas que nada tienen que ver con el principal”. La furia provocó en el pleno, sin querer, una carcajada unánime después de escuchar cómo había decidido bautizar a la ministra Olga Sánchez: la señora ministra Góngora Pimentel.
Paloma Alcántara, El Economista, 27 de agosto.
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