Los altos índices de violencia que prevalecen en México y otros países de América Latina pueden explicarse por la disminución del papel del Estado, que ha dejado espacios que han tomado poderes de facto como el narcotráfico, explicó Pierre Salama, economista y profesor de la Universidad de París XII.
Considerado uno de los principales científicos sociales, Salama señaló que cuando crecen más rápido la urbanización y los servicios públicos no pueden crecer a un ritmo similar, el "sistema precario" se desarrolla.
Bajo este escenario, explicó, la sociedad no espera nada por parte del Estado, lo que propicia la generación de violencia.
"Cuando los servicios públicos no pueden crecer a la misma velocidad de la urbanización significa que el poder de jure (del Estado) va a caer.
"Cuando cae el poder de jure aumenta necesariamente el poder de facto o el poder de hecho, y ¿quién lo tiene?, puede ser la Iglesia, pero (también) pueden ser los narcos", aseguró.
Los narcotraficantes, dijo, están buscando un poder de hecho y una legitimación a partir de este tipo de poder, por ejemplo, dando ayuda a algunas personas para obtener un trabajo o mejorar el servicio sanitario.
Este viernes, Salama ofreció una conferencia en El Colegio de la Frontera Norte, donde habló de su informe sobre la violencia en América Latina, que parte de que la situación de violencia en la región es mucho más grave que Canadá, Estados Unidos y Europa.
El científico de origen egipcio explicó que es posible analizar la relación entre violencia y variables económicas como la redistribución del ingreso.
"Si uno ve que del otro lado hay una redistribución más concentrada entre los más ricos, eso no es normal, entonces tal vez voy a elegir una medida de tipo violenta para resolver mis problemas", refirió el economista y profesor.
En su investigación, Salama anota que al reducir su papel en favor del mercado, el Estado controla aún menos a la nación y el territorio se vuelve poroso. Debido a la retirada del Estado de ciertas zonas, las guerrillas o las mafias ejercen entonces un poder de hecho en estos espacios.
"Surgen poderes paralelos, a menudo ligados al tráfico de drogas, a las apuestas ilegales e incluso a los secuestros. Puesto que no son de jure sino de facto, estos poderes generan una violencia extrema.
Considerado uno de los principales científicos sociales, Salama señaló que cuando crecen más rápido la urbanización y los servicios públicos no pueden crecer a un ritmo similar, el "sistema precario" se desarrolla.
Bajo este escenario, explicó, la sociedad no espera nada por parte del Estado, lo que propicia la generación de violencia.
"Cuando los servicios públicos no pueden crecer a la misma velocidad de la urbanización significa que el poder de jure (del Estado) va a caer.
"Cuando cae el poder de jure aumenta necesariamente el poder de facto o el poder de hecho, y ¿quién lo tiene?, puede ser la Iglesia, pero (también) pueden ser los narcos", aseguró.
Los narcotraficantes, dijo, están buscando un poder de hecho y una legitimación a partir de este tipo de poder, por ejemplo, dando ayuda a algunas personas para obtener un trabajo o mejorar el servicio sanitario.
Este viernes, Salama ofreció una conferencia en El Colegio de la Frontera Norte, donde habló de su informe sobre la violencia en América Latina, que parte de que la situación de violencia en la región es mucho más grave que Canadá, Estados Unidos y Europa.
El científico de origen egipcio explicó que es posible analizar la relación entre violencia y variables económicas como la redistribución del ingreso.
"Si uno ve que del otro lado hay una redistribución más concentrada entre los más ricos, eso no es normal, entonces tal vez voy a elegir una medida de tipo violenta para resolver mis problemas", refirió el economista y profesor.
En su investigación, Salama anota que al reducir su papel en favor del mercado, el Estado controla aún menos a la nación y el territorio se vuelve poroso. Debido a la retirada del Estado de ciertas zonas, las guerrillas o las mafias ejercen entonces un poder de hecho en estos espacios.
"Surgen poderes paralelos, a menudo ligados al tráfico de drogas, a las apuestas ilegales e incluso a los secuestros. Puesto que no son de jure sino de facto, estos poderes generan una violencia extrema.
Silvia Garduño, Reforma, 31 de enero.
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