La ceremonia de suscripción de tan inusual número de documentos –24 concertados en la novena reunión de la comisión mixta para la cooperación económica, científica y técnica, celebrada recientemente en Moscú, y otros 10 preparados para dar aún mayor relieve a la visita del dirigente cubano– tuvo lugar en el Kremlin, al término de las conversaciones oficiales de los presidentes Dimitri Medvediev y Raúl Castro.
Al evaluar los vínculos entre Moscú y La Habana, el anfitrión destacó: “Estoy convencido de que tenemos condiciones para dar a nuestras relaciones un carácter estratégico. Las perspectivas son muy favorables y seguiremos trabajando en todas las vertientes. Con su visita, comienza una nueva etapa en la historia de la amistad entre Rusia y Cuba”.
El huésped coincidió en que la relación bilateral se halla en “un momento importante” e “histórico”, y expresó el compromiso de Cuba de “dar los pasos apropiados para la constante, serena pero imparable consolidación de nuestras relaciones en todos aspectos”.
Castro también habló de amistad. “Somos viejos amigos, nos hemos conocido en las buenas y en las malas, que es, como dicen ustedes, cuando mejor se conoce la gente”, apuntó, y agregó: “las asociación estratégica que hemos acordado (…) refleja perfectamente lo que hemos alcanzado y lo que esperamos alcanzar”.
Obviamente la alianza estratégica que promueven Rusia y Cuba –zanjado el periodo de distanciamiento entre ambos países al producirse el colapso de la Unión Soviética– se sustenta ahora en el pragmatismo y no, como antes, en la afinidad ideológica.
Entre los acuerdos, cabe destacar el plan de ayuda alimentaria que prevé la aportación gratuita, equivalente a cerca de 28 millones de dólares, por Rusia, de 100 mil toneladas de trigo para las zonas más afectadas por los huracanes Gustav e Ike, que causaron estragos en la isla en septiembre pasado.
Rusia también abrirá una línea de crédito por 20 millones de dólares para que Cuba pueda adquirir equipos rusos para los sectores de la construcción, la energía y la agricultura, adicional al préstamo de 335 millones de dólares que le otorgó el anterior otoño.
Como “proyecto piloto” en el sector energético, que se podría instrumentar en áreas como la pesca, la construcción naval o la extracción de hidrocarburos y níquel, en las cuales Rusia tiene interés especial, se creará una empresa mixta para modernizar, con inversiones rusas, la planta eléctrica de Mariel. Lo novedoso es que, concluidos los trabajos de modernización, será la parte rusa la que gestione dicha central eléctrica.
En materia de cooperación en biotecnología y farmacología, Rusia participará en investigaciones conjuntas, adquirirá medicamentos cubanos para combatir el cáncer y la hepatitis, entre muchos otros, con la idea de luego fundar empresas mixtas para producirlos.
Las respectivas dependencias gubernamentales suscribieron memorandos de entendimiento en agricultura, pesca, deporte y turismo, entre otros sectores.
En el terreno de la educación superior, Rusia concederá 100 becas a estudiantes cubanos, e igual número de deportistas podrá venir a recibir preparación especial.
Otros textos establecen que, en materia de aeronáutica civil, un banco ruso asume el financiamiento de la compra por Cuba de aviones de pasajeros Túpolev-204 SE y refacciones para los mismos. Aeroflot y Cubana de Aviación refrendaron su intención de estudiar la creación una empresa mixta.
Asimismo, Cuba va a arrendar autos Lada e importar camiones Kamaz, aparte de que está previsto construir una fábrica para ensamblar esos camiones en la isla.
Juan Pablo Duch corresponsal, La Jornada, 31 de enero.
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